Progresismo y censura

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Al margen del debate sobre la transexualidad, el debate sobre el autobús de Hazteoír está poniendo de manifiesto muchas cosas interesantes, como los límites de la libertad de expresión. Sobre todo la libertad de expresión de quienes no comparten el discurso de progreso dominante e indiscutible, lo uno por lo otro. Véase el ejemplo de Ignacio Escolar, entre otros muchos, haciendo una encendida defensa de la libertad de expresión en el caso del autobús de hazteoír. Eso sí, la defensa de Escolar consiste en proponer que los de Hazteoír no vayan a la cárcel, sino que simplemente se les tape la boca.

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Qué amor a la libertad.

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Qué liberalidad.

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Son gente fantástica.

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Detestan lo que dices, pero hay que ver cómo defienden tu derecho a decirlo.

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A diferencia de todas las barbaridades que defienden ellos cuando las profieren los suyos, en las frases del autobús de hazteoir no hay palabras malsonantes, ni insultos, ni descalificaciones personales, ni incitaciones al violencia, ni faltas de respeto. Decir que “los hombres tienen pene” es una incitación al odio es una absurdez para justificar la censura. Puede ser cierto, puede ser falso, pero es ridículo que sea una incitación al odio. Todo lo que no sea lo que los progres quieren oír es ya casi una incitación al odio y hay que prohibirlo. Arderéis como en el 36 no es una incitación al odio, es libertad de expresión. Lo que hay que prohibir es decir que las mujeres tienen vagina.

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Si las mujeres no tienen vagina, ¿por qué hay que operar a las mujeres con pene y cortárselo para llevar a cabo una “reasignación de género”?

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Y si usted cree que hay mujeres con vulva y con pene, ¿a usted por qué sólo le gustan las que tienen vulva? ¿Qué clase de lesbiana es usted?¿No será usted en el fondo un poco fascista?

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Hace unos meses recordábamos que en Francia se han prohibido spots publicitarios contra el aborto porque pueden crear sentimientos de culpa en las mujeres que han abortado.

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No se puede decir nada que el pensamiento progre no acepte.

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Fuera del pensamiento de progreso todo está prohibido.

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Si casi todo lo que no es el pensamiento de progreso se prohíbe, entonces es que el pensamiento progre ya es casi obligatorio. Hay una evidente asimetría a la hora de proteger la libertad de los progresistas y la de los demás.

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Como el pensamiento progre ya es casi obligatorio, no hay ni una fuerza parlamentaria que no defienda el pensamiento progre. 

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Oficialmente, por tanto, ya estamos casi en una dictadura.

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Puede que no tanto. Queremos creer que no tanto. Pero la fuerza de la corriente dominante es tal que nos pone a prueba como peces.

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