El reto

UPN ya tiene Candidato a la presidencia del Gobierno. Los militantes del partido, le hayan o no apoyado en su proceso de aspiración a la candidatura, ya han manifestado que estarán con él para conseguir revalidar la presencia de UPN en el Gobierno. Objetivo cumplido. Ahora bien, UPN ha hecho la tarea más sencilla; tanto que la ha resuelto en apenas 15 días. Le queda por delante el reto más complejo: el de ganar las elecciones y el de formar gobierno. Ahí, ganadores y perdedores en el proceso de designación del candidato, debemos estar, como diría Miguel Induráin. Personalmente dejo atrás mi discrepancia con el proceso seguido hasta el momento.

Se me ocurren muchas tareas que aparecen en el horizonte del Candidato y de UPN en los próximos meses. Me voy a limitar a exponer y comentar cuatro: examen de conciencia, integración de personas, renovación de líderes y motivación de los electores.

Nadie podrá dejar de afirmar, salvo algún maledicente, que Navarra lidera casi todos los parámetros de bienestar económico, social y cultural de España. De modo especial en educación y sanidad, puede competir claramente con las regiones más desarrolladas de Europa. Como quiera que UPN ha gobernado Navarra en los últimos 23 años, es la responsable de esta situación de ventaja. No obstante, es preciso no desconocer la realidad sangrante que la crisis económica está dejando en Navarra para evitar caer en la autocomplacencia por lo anterior. La legislatura que acaba ha sido durísima, con un Gobierno en flagrante minoría que no ha sido capaz de alcanzar los acuerdos precisos para conseguir la mínima estabilidad política; con una oposición asilvestrada que no ha sabido superar intereses coyunturales partidistas y buscar el interés general; con grupos nacionalistas frotándose las manos viendo cómo se aprobaban leyes claramente inconstitucionales según el criterio de los servicios jurídicos del Gobierno y del Parlamento. Se ha puesto en riesgo grave el régimen competencial propio, alguno tan esencial y básico como el régimen fiscal. Es preciso hacer examen de conciencia y preguntarse sobre qué es lo que se ha hecho mal para no tropezar en la misma piedra en el futuro.

Se afirma que lo importante es la unión de fuerzas para alcanzar un determinado objetivo. Cierto; pero se olvida que previamente a esta unidad es preciso definir el objetivo y saber elegir el mejor entre varios. Salvo situaciones de pensamiento único, la discrepancia, el debate, la confrontación leal de pareceres, la democracia interna en los partidos y la transparencia en los intereses adquieren en esta tarea un significado especial. La unidad surge del debate, sin éste no hay unidad sino imposición forzosa. Del debate, si realmente creemos en sus bondades, lo único que se deriva es riqueza ideológica. Es oportuno que el candidato llame a los que no le apoyaron, oiga su parecer y los integre en un proyecto conjuntamente establecido.

Los líderes políticos deben encarnar los intereses políticos de los ciudadanos. En más de una ocasión en estas mismas líneas he preguntado sobre el grado de conocimiento que los ciudadanos tienen de sus representantes oficiales. ¿Cuántos son conocidos por aquellos? Y en especial, ¿qué saben de sus responsabilidades en los municipios y en el Parlamento? En estos momentos de desafecto político, los representantes políticos no pueden ser producto de fidelidades personales, de amistad, de servilismo, de apaños de partido internos, de atención de intereses singulares, algunos de los cuales serían, si se conocieran, insoportables por el ciudadano. Los líderes deben salir de entre los ciudadanos, o al menos determinados con la participación de sus representantes sociales. Por otra parte, muchos de los actuales están lastrados por pesadas mochilas que los invalidan.

Por último, todo debe confluir en el reto más granado: el de ilusionar al electorado con un partido renovado que ha sufrido la catarsis, consciente de su responsabilidad, dinámico, democrático, transparente, con un programa moderno suficientemente debatido y contrastado con los ciudadanos, con líderes ilusionados libres de pesadas mochilas, con capacidad para tender las manos y los puentes necesarios y encontrar los apoyos precisos de los partidos constitucionalistas y defensores de la singularidad política de Navarra, para arruinar la grave amenaza con la que, a pesar de no tener programa y líderes conocidos, nos ha advertido PODEMOS en el Navarrómetro.

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