¿Es la del quesito una teoría incomprendida?

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Seguramente no puede pensarse que la teoría del quesito es una incomprendida, aunque sólo sea por las veces que ya se ha explicado.

Esta teoría, en su formulación más elemental, afirma que en Navarra existe en torno a un 25% de nacionalistas, lo que distorsiona significativamente el mapa electoral. La consecuencia más relevante es que para conseguir una mayoría absoluta al margen de los nacionalistas hace falta conseguir el 66% de los votos del 75% del electorado que no es nacionalista, lo cual “es difícil de narices”, por seguir la exposición literal que hiciera en su día Miguel Sanz.

Si para conseguir la mayoría absoluta hace falta el 66% del 75% de los votos, la conclusión de la teoría es de hecho que el centro derecha jamás ha podido, puede ni podrá formar gobierno en Navarra.

En cambio, si se suman los votos del centro derecha a los del PSN, se habría conseguido siempre mayoría absoluta. Es decir, el quesito es la llave de un gobierno no nacionalista para la eternidad. Hace sólo tres años se aseguraba que, sumando los votos del centro derecha y el PSN, habría mayoría absoluta para siempre, aunque esta aseveración quesitera, a la luz de las encuestas, ya no parece del todo segura en la actualidad.

¿Qué mas se puede decir de todo este planteamiento?

Pues en primer lugar que no es difícil entenderlo.

Es decir, no se puede decir que sea una teoría incomprendida.

Lo que sucede es que, incluso después de entenderla, precisamente por haberla entendido, se pueden poner muchos peros a los axiomas supuestamente inamovibles de la teoría.

De entrada, no es del todo cierto que el centro-derecha nunca jamás haya tenido mayoría absoluta en Navarra. De hecho, en los últimos años la ha tenido casi siempre o ha estado muy cerca de tenerla.

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En realidad, la idea de que al conjunto del electorado hay que quitarle un 25% y dárselo a los nacionalistas también es discutible. La razón es que en Navarra, como en Galicia, la situación es distinta a la CAV o Cataluña. En Navarra y Galicia sólo hay nacionalistas de izquierda, o por lo menos partidos nacionalistas de izquierda. Es decir, que si dividimos el electorado en dos, izquierda y derecha, el 25% que quitamos de la tarta sale de la mitad de la izquierda, no del conjunto del electorado.

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Si asumimos tal cual este planteamiento, para el centro derecha conseguir la mayoría absoluta sería igual de fácil o difícil que si no hubiera nacionalistas. Seguramente no se puede aceptar tal cual este postulado, pero tampoco el de que sin más los nacionalistas se llevan un 25% de la tarta aunque todos los partidos nacionalistas sean de izquierdas. Galicia es un claro ejemplo de que conseguir la mayoría absoluta es mucho más sencillo para el centro-derecha cuando sólo hay formaciones nacionalistas de izquierdas.

Otro planteamiento a tener en cuenta es que resulta irreal suponer que, si por ejemplo sumamos los votos del PP y del PSOE, podría haber para toda la eternidad un gobierno de coalición entre ambas formaciones avalado por el 90% de los españoles.

La razón es que si el PP y el PSOE suman el 90% de los votos es precisamente porque se supone que ambos son partidos de gobierno alternativos. Si gobernaran juntos habría que hacer otro quesito con otra división que partiera el electorado en dos: los contentos y los descontentos con el gobierno. Si hubiera un gobierno común entre PP y PSOE, pueden estar ustedes seguros de que no habría sólo un 10% de descontentos para toda la eternidad.

Si esto era bastante previsible en 2011, es totalmente evidente ahora mismo, cuando al PP y PSOE se les concibe como un todo y Podemos, por el mero hecho de ser una alternativa o un voto de castigo, rompe los esquemas del bipartidismo y recoge una enorme cantidad de voto.

Este es precisamente uno de los riesgos del “quesito”, que les hace a formaciones como Podemos el inmenso regalo de convertirlos en la única alternativa al gobierno.

Ni siquiera, a la vista de las políticas aplicadas durante años y años, resulta muy sorprendente que exista una amplia percepción de que el PP y el PSOE son como un sólo gobierno que ha estado ahí durante más de 30 años, aunque formalmente nunca hayan gobernado juntos.

La misma percepción existe en Navarra respecto a UPN y PSN, aunque aquí con mayor razón.

Otro peligro más se encierra aún en la teoría del quesito, acaso el mayor de todos.

La teoría del quesito toma una hipótesis post-electoral, la de que a lo mejor no se puede conseguir mayoría absoluta, y la convierte en tesis pre-electoral: no vamos a conseguir jamás la mayoría absoluta.

La teoría del quesito va de contar los garbanzos, no de plantar garbanzos, que es en el fondo lo realmente importante.

Decíamos que si creamos una especie de gobierno para siempre entre UPN y PSN tendríamos un problema: que les entregaríamos a los nacionalistas el regalo de ser la única alternativa posible, el punto de reunión de todos los descontentos con el gobierno. Pues bien, cuando se gobierna con los socialistas, o para los socialistas, o dependiendo de los socialistas, sucede además que los gobiernos suelen ser bastante calamitosos, lo que hace que no haya escasez de descontentos. Tener que elegir entre nacionalismo o ruina es un escenario estupendo para los nacionalistas, como lo es el de tener que elegir entre nacionalismo o corrupción, si es que el nacionalismo consigue crear este escenario.

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Esto nos lleva además a tener que hablar de la teoría del súper quesito.

Si la razón de ser de la teoría del quesito es sólo evitar que los nacionalistas lleguen al gobierno, ¿por qué limitarse a pactar sólo con el PSN? ¿Por qué no incluir también en el quesito al Partido del Cánnabis o a Podemos? Al final de las ejecutivas de UPN se fuma un porro, se canta la Internacional y listo.

¿De verdad no tenemos ningún otro principio al margen de que no gobiernen los nacionalistas?

¿Sería mejor entonces que hubiera el triple de abortos en Navarra a que gobernaran los nacionalistas?

¿O sería mejor prohibir los colegios concertados a que gobernaran los nacionalistas?

¿Estaríamos dispuestos a renunciar a la propiedad privada, la libertad de prensa o al libre mercado a cambio de que no gobernaran los nacionalistas?

Efectivamente estamos exagerando y llevando las cosas al extremo, es lo que se suele hacer para tratar de poner de manifiesto los puntos débiles de una teoría.

Es más, ¿y por qué no se podría llegar a algún acuerdo con los nacionalistas, si los nacionalistas quisieran, para defender la vida o bajar los impuestos con el PSN en contra?

¿Y por qué no podemos “meter la cuchara” en el electorado nacionalista, como aseguraba Miguel Sanz, y ellos sí la pueden meter en el no nacionalista?

Por lo demás, quizá debamos concluir que los auténticos incomprendidos son a veces quienes se oponen o al menos matizan la teoría del quesito.

Está claro que en un momento dado a lo mejor la aritmética parlamentaria convierte un pacto con el PSN en el mal menor, hasta ahí llegamos todos.

Lo que no puede ser es que se de la batalla por perdida de antemano. Que nos centremos en maniobrar con la aritmética en vez de trabajar para cambiar la aritmética.

O que para pactar con el PSN, o con IU, o con Podemos, o con el Partido del Cánnabis, cedan todos los demás principios.

O que se conciba el pacto con el PSN como una especie de abrazo del oso o de matrimonio para toda la vida.

Para eso nos hacemos todos del PSN y listo.

Y aún así podrían acabar gobernando los nacionalistas. Y quizá antes que si no nos hacemos todos socialistas.

Comentarios (16)
  1. senadono says:

    Según estos datos el jefe del quesito es Rajoy, pues sus autonomías tienen aun más déficit y encima no pagando a los proveedores.A servidor esos grandes mentirosos le deben facturas de hace cinco meses.Pero además Monago gobierna con IU,Aznar pacto con CIU y PNV cosas tan vergonzosas como la retirada de la Guardia Civil de Cataluña y reducir el Ejército en esas regiones a mínimos, y le inefable don Mariano a mantenido todas las leyes de ZPSOE,así que no se extrañen si le llaman PPSOE.Y Santiago Cervera fue un quesitero de primera en sus bien remunerados altos cargos para los que fue elegido por UPN (no,el cartero no era del PP cuando aun estaban separados sino regionalista) en la que fue casi de todo,terminando en tránsfuga.Todos son culpables del hundimiento de España,pero más PPSOE.

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