Causas de la “corrupción”

 

 

El mantener a la justicia en un perpetuo medio de precariedad y falta de recursos suficientes –con los legajos atados con cuerdas, bajo chapas de uralita-, cabria de ser interpretado como la búsqueda de una impunidad y de un encubrimiento a las malas prácticas ejercidas por parte de unas oligarquías muy próximas a un primer Poder Ejecutivo –Partido vencedor-, excluyente y corporativo.

Poder que es quien posterga los recursos para esta justicia a un último término, en una hipotética escala de valores, en la que intervienen otras partidas más rentables -en votos- para sus Señorías (Ayudas para estadios, piscinas, o frontones).
Sin embargo tendríamos que tener muy claro, los ciudadanos, que es imprescindible una vigilancia continuada y revisada sobre todas las personas que deciden y administran –a cualquier nivel-, la función pública. Así como sería muy deseable una rápida resolución –sentencias- en la multitud de casos pendientes, a todos los niveles, que arrastra nuestra precaria justicia.
Los mecanismos de un aséptico control ejercido por el Estado –en nombre de los ciudadanos- siempre se han plasmado, de una manera clara, atreves de la labor ejercida por ciertos cuerpos y colectivos estatales –y autonómicos- creados para ejercer esta misión tan sumamente importante de una correcta vigilancia de nuestro entramado público y privado, dentro de los parámetros legales. Cuerpos del estado que cuentan con el poder y los medios para ejercer una labor de control que, en años pasados, se ha llevado a cavo con tanta desidia e inoperancia que ha derivado en las actuales consecuencias de casos de corrupción, alarma, frustración y que amenaza, incluso, en acabar con nuestro actual sistema de convivencia pacífica.
Al este respecto del actual mundo Económico y financiero –Ahora en crisis-, es de observar que a diferencia del de antaño, donde la unidad de riqueza estaba perfectamente definida en contar aquellas monedas de oro (valor contante y sonante); ahora se basa y fundamenta verbigracia de la confianza puesta en unos inspectores, auditores, contables y apoderados que con sus trasparentes y continuas actuaciones ponen en valor lo que no deja de ser si no frías cifras en un papel, o en un sistema operativo contable. Dicho de otra manera; sin control y sin inspección el mundo financiero actual se hunde y no puede subsistir, de ninguna manera. Esto, tan elemental, deberían de haberlo tenido muy presente aquellos responsables públicos – cargos políticos- que retiraron el control de los Inspectores del Banco de España de las Cajas de Ahorros y dejaron los sacrificados dineros de los Españoles en manos de una casta de Falsos Profetas Rurales –“Señoritos autonómicos”, peseteros y corruptos insaciables.
Los humanos nos adaptamos pronto a las nuevas situaciones –es la clave de nuestra subsistencia sobre este mundo nuestro. Y, en un sistema corrupto, donde a diario se ven manejar oscuros dineros y favores a poderosísimos personajes, lo mejor ha sido, y sigue siendo, cerrar los ojos y silbar al viento, por parte del personal de a pie. Que es, por lo que podemos observar – ahora, a toro pasado-, lo que han hecho muchos de estos controladores de los dineros públicos, de las compras y de las adjudicaciones.
Para terminar diré que, como siempre, el fallo estrepitoso de las admitidas técnicas de control del sistema económico, solo es achacable a unos ocultos poderes rurales y estatales, oligárquicos y perpetuados, que dictan sus oscuras claves y normas a espaldas del propio sistema y de los ciudadanos; Ciudadanos que solo pueden contar con un arcaico elemento de control algo devaluado últimamente; el “El Elemento Humano”, con sus egoísmos, vilezas y cobardías.

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