Esta misma semana, el concejal del PP en Echarri Aranaz, Juan Antonio Extremera, único edil no nacionalista del ayuntamiento, recibió una carta amenazante con una bala dibujada, la inscripción “9mm”, y el mensaje “Andoni,  txacurra, hijo de puta del PP. Esto es para ti”. La carta incluía además un “gora Euzkadi” y un “Gora Bildu”. Echarri Aranaz es una localidad tradicionalmente gobernada bajo una u otra sigla por la “izquierda abertzale”.

Más allá de este caso puntual, el hecho es que multitud de localidades navarras carecen de una mínima normalidad democrática.

Bildu gobierna 21 localidades navarras. Pues bien, en 9 de ellas nadie se ha atrevido a presentar una candidatura alternativa para competir con Bildu.

No sólo es que se pueda recibir una carta amenazante de un tarado, es que aquí los tarados están organizados y cualquier amenaza viene respaldada por un discurso legitimador de cualquier agresión y un siniestro currículo de alrededor de 1.000 muertos, pero que son muchas más personas heridas, agredidas o que han sufrido amenazas, insultos, pintadas, acoso y destrozos materiales.

Por eso se explica que casi en la mitad de los  lugares donde Bildu gana, nadie más se presente a disputarle la victoria.

Es más…

Si en 9 de 21 localidades Bildu no tiene oposición, en otras 6 son personas residentes en otra localidad las que tienen que presentarse, porque no se atreve a hacerlo ningún vecino de la localidad.

Si nos detenemos a pensarlo, resulta espeluznante que nos hayamos acostumbrado y ya no nos escandalicemos de semejante anormalidad democrática cotidiana en Navarra.

Al mismo tiempo, a lo que también nos vamos acostumbrando es a ver a los representantes de Bildu en todas las instituciones bramando contra el resto de representantes y considerándose a sí mismos como los defensores de la paz, la ética, las libertades, la tolerancia y la democracia. En régimen de monopolio.

En realidad, es frecuente que muchas personas, incluso al margen del propio entorno de Bildu, no entiendan que se ilegalice o se persiga a algunas siglas. O que Otegui esté en la cárcel, por ejemplo.

El hecho es que, pudiendo defender unas mismas ideas desde Batasuna (o las siglas que fueran en cada momento) o desde otro partido, cuando alguien escoge Batasuna hace una elección perversa. Porque escoge una organización en la que una parte de sus componentes se dedica a pregonar sus ideas y la otra a liquidar a quien se las discute.

Eso es lo que les hace antidemocráticos, aunque haya quien les vote.

Eso sumado al miedo que hace que no haya otro a quien votar.

O incluso que quien se ha presentado frente a ellos y ha obtenido representación lo deje o atempere su discurso para evitarse problemas, por miedo.

Interesa recordar que aquí no se ilegalizó una organización y entonces aparecieron las armas, sino que primero aparecieron las armas y después, muchísimo después, se ilegalizó la organización. O eso se intentó. O eso al menos algunos lo intentaron.

Es más, funcionó.

Sólo cuando se ilegalizó a toda la ETA se consiguió acabar con la ETA.

Mención final merecen quienes ante esta situación han adoptado actitudes mezquinas, generalmente por compartir las ideas de los violentos y no las de sus víctimas, no hay otra explicación.

El discurso de estos ha sido el de que, si una organización dedicaba parte de sus efectivos a propagar sus ideas y otra parte a liquidar a quienes se las discutían, ese entramado tenía que ser legal.  Que los representantes que tenían un pistolero detrás amenazando a quienes les llevaban la contraria eran tan democráticos y legales como los demás. Que la normalidad democrática es que un partido tenga un grupo de pistoleros o que un grupo de pistoleros tenga un partido.

Es más, el discurso de estos también ha sido el de que si a alguien le pegaban un tiro, le ponían una bomba o le quemaban el negocio, resulta que en realidad es que a esa persona le convenía la violencia que se ejercía contra ella y se estaba aprovechando de ella y no quería que cesara esa violencia.

A algunos de estos que a quienes han acusado de aprovecharse de la violencia no ha sido a los terroristas, sino a sus víctimas, hace tiempo que se les puso un nombre curioso: “moderados”.

Comentarios (47)
  1. ultzama says:

    uffff…..vaya con el enlace de navarrisimo,y yo que pensaba que en la Castellana Vascongada andaban ya mas tranquilos con las amenazas…uffff….asi que si en un anterior comentario dije que a los representantes politicos(y tambien a los ciudadano de a pie)de nuestro Reyno,y mas en concreto a lo que hacen muga con Guipuzcoa(sin desmerecer en nada al resto que tambien tenemos que aguantar lo nuestro)habia que ponerles un monumento,pues ya veo que a los democratas de la Castellana Vascongada que no nos quieren coger por coj…tambien deberian de ponerles otro monumento

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  2. obabatarra says:

    ¿Pero de qué estás hablando, Javier? Yo he estado en fiestas populares que no eran más que mítines de HB, con goras a ETA incluidos. He visto lo que es la kale borroka, he visto a niños de cinco años gritando “ETA mátalos” de la mano de sus padres. He visto todo eso y todo eso lo han sostenido ETA y su brazo político.

    Ahora me dirás que la mafia siciliana, que impone en Italia el mismito miedo que ETA ha impuesto en el País Vasco, no tiene la culpa de que haya una omertá en esa zona de Europa.

    Vivís en un Matrix del que no queréis despertar.

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