El pasado 1 de Septiembre sólo quedaban tres supervivientes, porque mi padre, a sus 95 años, sólo pudo llegar hasta el 22 de marzo; pero allí estaba yo —¿por qué no decirlo?— encarnando ésta y la otra Tradición.
Cumplían la septuagésima quinta reunión anual de excombatientes de Radio Requeté de Campaña, de la 1ª División de Navarra en la guerra de 1936-1939.
Javier, Félix y Luis, también mi padre, habrán tenido más de una vez una tentación: la de dudar de si para algo habrá servido su sacrificio de echarse al monte, allá entonces, para hacer la guerra.
Y sí, sirvió, porque fueron coherentes con los principios y virtudes con que desde niños los alimentaron, puestos en grave riesgo por los contrarios, los que a sí mismos se dieron el llamar “rojos”.
Coherentes y modelo de coherencia para quienes sabemos distinguirla.
Además, lo hicieron sin odio, por eso aunque ganaron la guerra perdieron la paz.
«Zuk irabazi duzuen zeru ederra,/ eman dezaizuela Jaungoikoak, Que Dios os conceda el hermoso Cielo,/ que vosotros bien ganado lo tenéis», es el bertso que cantarinamente les recitó Pello Urquiola, leizarra.