Malos ejemplos

Lo de la CAN, y no solo lo de la CAN porque el esnobismo neorricachón está extendidísimo, es de todo menos ejemplar. ¿Dónde quedó la figura del administrador honrado, del probo servidor público, del guardián escrupuloso de los bienes ajenos? Ni siquiera en los cuentos de las Mil y Una Noches aparecen los barbudos ministros de hacienda con tanto desparpajo. Y si acaso se asoman a la historieta optando por el dispendio y el lujo personal lo hacen resignados a recibir la crítica ácida del populacho. Pero aquí y ahora no hay nada de eso. Ni desvergüenza ni tolerancia a la crítica. Ley de oferta y demanda, dicen. Empresa capitalista pura y dura, dicen. Yo lo cobro porque yo lo valgo, dicen. Lo peor es el ejemplo. Porque cada vez que uno de esos peces gordos se jubila de rositas se complica la tarea de dar una buena educación a la juventud. Emprendimiento, educación y esfuerzo, dice doña Yolanda… ¿Eee?

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