Varios miles de asistentes secundaron el sábado en Madrid la convocatoria de la plataforma “Voces contra el Terrorismo” bajo el lema: “No más mentiras, no más treguas trampa”. La concentración fue secundada por otras seis asociaciones de víctimas de ETA, inquietas ante la posibilidad de que los últimos movimientos en torno a Batasuna, o el acercamiento y régimen penitenciario de gran número de presos de ETA, impliquen la persistencia de una negociación soterrada. La negociación representaría una continuidad de los planteamientos que dieron lugar al proceso-trampa que aparentemente concluyó con el atentado de Barajas. No obstante, la continuidad en el gobierno de los protagonistas de aquel proceso, la propia confesión de que las reuniones con ETA continuaron después del atentado, la constatación de que ANV pudiera presentarse de forma rocambolesca cinco meses después de aquel atentado, o el hecho de que la autorización del Congreso para negociar con ETA no haya sido revocada, suscitan las dudas lógicas de buena parte de las víctimas. Entre los manifestantes pudieron verse personalidades conocidas de la política como María San Gil, Carlos Iturgaiz, Esperanza Aguirre o Jaime Mayor Oreja.
La nueva máscara de ETA
Hoy mismo está previsto que ETA presente en sociedad la nueva máscara de Batasuna, que podría incluir el rechazo a posibles atentados de ETA. El problema, sin embargo, no es la mera condena o no condena a ETA, sino el hecho mismo de si Batasuna forma parte de la estructura de ETA. Conviene recordar que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sentenció que no condenar a ETA hubiera bastado por sí mismo para ilegalizar a Batasuna, pero que existe sin embargo una base mucho más amplia para la ilegalización:
…este Tribunal debe subrayar que dicho elemento no fue la única base de la disolución de los partidos demandantes. En efecto, el Tribunal constitucional constató que se añadía a una pluralidad de actos y de comportamientos, graves y reiterados, que permitían deducir un compromiso con el terror y contra la coexistencia organizada en el marco de un Estado democrático.
Por esa misma razón, salta a la vista que la descarada condena estratégica de la violencia por imperativo legal no bastaría para resolver la probaba naturaleza común de Batasuna-ETA. Una naturaleza común consistente, no lo olvidemos, en una organización que por un lado hace política mientras por otro asesina a quienes discuten sus ideas políticas. Y que pretende seguir haciendo ambas cosas bajo una u otra máscara.
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NO EN MI NOMBRE.
Nada de negociar y nada que negociar, que entreguen las armas y éstos que declaren aborrecer la violencia (y que actúen en consecuencia) y que alejen de sus afiliaciones y sobre todo de sus listas a los Txeluises y compañía.
Ah y naturalmente un buen trecho de travesía del desierto de una o dos legislaturas aguantando y demostrando que ya son “demócratas”.
Y entonces empezaré a considerar que van por buen camino, entre tanto ni agua y mucho menos votos y euros.
Los delincuentes a la cárcel, o cuanto menos a cumplir las penas que se les impongan por sus delitos y punto…. ni presos políticos ni leches, y perdón señoras y señores por la salida de tono.
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Lo llamativo de esa manifestación es que la gente que estuvo ahí carece de la más mínima representación institucional.
Algo malo pasa cuando los gritos de la gente corriente no alcanzan a oírse en el Palacio del poder. Eso suele deberse a que el ruido de la fiesta de los palaciegos no deja oír el clamor de la gente que financia con su sudor sus fiestas.
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