Socialismo casposo

En esta crisis que nos invade, y de la que no hay forma de levantar cabeza,  derrochar el dinero del contribuyente en  cuestiones esperpénticas  debería ser delito. Primero fue la Junta de Extremadura, en manos del PSOE, la que encargó a una tienda erótica madrileña llamada “Los placeres de Lola”, la elaboración de una campaña sobre relaciones sexuales centrada en la masturbación femenina. “El placer está en tus manos”, rezaba la campaña. Le siguió el Instituto Catalán de la Salud -en manos del Partido Socialista catalán-, que enseñaba a los jóvenes, a través de la emisión de videos,   cómo colocarse un preservativo, no fuera que alguno creyera que servía para ponérselo en la cabeza e irse a continuación a atracar un banco. A su vez, uno de los videos decía literalmente: “Si no tenéis el condón a mano,  haced una masturbación que también es muy divertido, te lo pasas divino y es muy sano”. Y la Junta de Andalucía, en manos también del PSOE, que se ha gastado 150.000 euros en preservativos de sabores, sobres monodosis de lubricante, y diques dentales para practicar sexo oral. El no va más.

Pero como el socialismo no tiene suficiente con intentar ¿educar? a los jóvenes en la sexualidad suplantando/solapando, de nuevo, a los padres, quiere saber también qué hacemos los adultos en nuestros lechos conyugales, extra-conyugales, lechos de parejas de hecho, lechos de aquí te pillo-aquí te mato, parte de atrás del coche y ribazos varios. Así que el Ministerio de Sanidad le ha encargado al CIS un sondeo para que indague sobre la frecuencia con que los ciudadanos practican sexo, dónde prefieren realizarlo,  si utilizan bolas chinas o grilletes para acompañar las relaciones sexuales,  y si se masturban y con qué frecuencia (¡qué obsesión!). Y no teniendo suficiente con todos esos detalles, el sondeo clasifica a los encuestados por clases sociales: las personas de clase social alta tienen mayor satisfacción sexual que las de clase baja, las personas de clase social alta tienen mayores necesidades sexuales que las de clase baja,  el sexo oral tiene mayor predicamento entre los ricos que entre los pobres, y el vibrador y las bolas chinas arrasan entre las personas de clase baja. Sociología marxista hasta el hastío. ¿Qué será lo siguiente?, ¿preguntarnos si gemimos en español, catalán, euskera…?

¿Y para qué van a servir los resultados de la encuesta de marras? Me espero cualquier cosa de este gobierno-sexshopcialista. ¿Un impuesto especial para ricos por su mayor grado de satisfacción sexual? ¿Regularán por ley el número de coitos semanales para que no haya diferencias entre ricos y pobres? ¿Los pobres podrán recoger sus grilletes y bolas chinas en cualquier oficina de correos a la vez que la bombilla? Y por cierto, ¿se prohibirá el cigarrito de “después”?