El peor socio del mundo

¿Por qué nos falta cultura empresarial en España?

Tú tuviste la idea. Fue a ti a quien se le ocurrió montar el negocio. Acudiste solo al banco a conseguir los créditos necesarios. Tú solito buscaste el local. Tú hipotecaste tu casa. Tú hiciste todo el papeleo. Tú hiciste todas las llamadas. Tú hablaste con todas las personas. Tú te llevaste todos los disgustos. Tú sufriste todas las contrariedades. Por supuesto, tú corriste con todos los riesgos. Al principio fue duro, tuviste que dedicar todo tu tiempo y encima perdías dinero. Ella sólo estuvo ahí cuando empezaste a tener beneficios. Cuando te iba mal estabas solo, pero cuando te iba bien estaba a tu lado todo el tiempo. No había hecho nada, no había arriesgado nada, no había regateado ningún precio, no había mejorado ningún producto, no había negociado ningún acuerdo, no había vendido nada a nadie, no había hablado con ningún banco, no había tranquilizado a ningún acreedor, no había contratado a nadie, no había creado ningún puesto de trabajo, pero quería su parte. Primero tenías que entregarle un sobre con el 27% de tus beneficios. Más tarde, del 73% restante, volvía a exigirte otra parte. A veces, si te iba bien, hasta el 43% de lo que te había dejado antes. De cada 100 euros que ganabas en tus mejores momentos sólo te dejaba 40. A ella, no obstante, le gustaba ser generosa con tu dinero. En algunos momentos, incluso, daba la impresión de que encontraba una especial satisfacción en repartirlo entre tus enemigos. Entre personas que te insultaban, te menospreciaban o te culpaban de todos sus males. Aunque tu única relación con ellos fuera que ella les entregaba tu dinero. A veces te llegaban rumores de lo que pensaban de ti estas personas y de lo que hablaban con ella. Se quejaban de ti y le exigían más dureza contigo. Era demasiado que te quedaras con 4 partes de cada 10 que ganabas. Había que exprimirte más. La gente como tú era una lacra para la sociedad, sobre todo si tenías beneficios. Por culpa de gente como tú estaba el mundo como estaba. Especialmente donde no habia gente como tú. Quien así hablaba de ti era gente que se beneficiaba de 6 de cada 10 euros que tú generabas, pero que al mismo tiempo afirmaba que la desaparición de toda la gente como tú generaría una gran prosperidad y riqueza. A veces, a causa de eso, te sentías un parásito y te preguntabas cómo a alguien se le podía ocurrir poner en marcha una empresa no sólo poniendo en riesgo su patrimonio si fracasaba, sino sabiendo lo mal considerado que estaría si triunfaba. Ningún joven debería tener la extravagante ocurrencia de montar una empresa, reflexionabas. Afortunadamente te daba la impresión de que por ahí marchaba la cosa. Al menos la mitad de los jóvenes seguramente sentirían repugnancia ante la mera idea de convertirse en empresarios. Sin duda se trataba de una garantía para la prosperidad del país, concluías tranquilizado. Luego repasabas las cuentas de tu empresa calculando otra vez cuánto le tenías que dar este año a ella. Ella, a pesar de lo que sin duda han estado todos ustedes pensando hasta ahora, no es la mafia siciliana. Ella es Hacienda.

Comentarios (4)
  1. Amén a eso.

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  2. Chon Latienda says:

    Chapeau!

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  3. spurgus says:

    NO hombre, ya sabemos todos que no es la Mafia, que es Hacienda.. el Estado, el Fisco, la Dipu… los de siempre. Ya sabemos todos que es el peor socio, que no pone dinero, y que no participa en riesgos ni pérdidas: solo en beneficios. Cobra desde el principio (hasta por constituir la empresa hay que pagar: actos jurídicos documentados, transmisiones patrimoniales por el capital social, y luego ivas, retenciones,…) Y luego, es si o sí. Y en todo caso, a revisar cuando y como quiera, sin derecho alguno a réplica. Con sus condiciones, a su criterio.

    Simplemente perfecto el comentario.

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  4. Oscar says:

    Dipu nos pone las carreteras (y también los radares de los forales), Osusanbidea, la UPNA, el derecho a estudiar en el modelo D, una planta de CAF en Castejon (¿no en Alsasua como quería la empresa?) …
    La otra es: el TAV que nunca llegó, una vía de ancho 1435 mm en el tramo ferroviario Pamplona – Irurtzun – Vitoria; el tramo de la A-15 (autovía de Navarra) Soria – L.P Navarra, el enlace de la autovía Tiermas – Sigüés y el Fago – Puente la reina de Jaca en la A 21; el lío – negociete de las fotovoltaicas, la futura quiebra de la caja única de las pensiones …

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