Naturalmente que el aborto es peor que la pedofilia

Y el cáncer peor que la hepatitis. Y el adulterio peor que el hurto. Y un tsunami peor que un huracán. Y el terrorismo peor que la prevaricación. ¿Quiero decir al afirmar esto que estoy a favor de la pedofilia, la hepatitis, el hurto, los huracanes o la prevaricación? No. Simplemente quiero decir, igual que ha dicho el Cardenal Cañizares, que dentro del mal hay grados de maldad. Todas las cosas malas, ya sean desgracias naturales o frutos del pecado humano son susceptibles de ser ordenadas conforme a una escala de gravedad. Quien se alborota con este razonamiento o es que no sabe razonar o está poseido por esa otra forma de mentira que llamamos manipulacíón.
El aborto provocado no es un derecho sino un crimen. Es comprensible, y muy propio de la debilidad humana, que cuando uno se hace cómplice de algo tan atroz trate por todos los medios de obtener el beneplácito de la ley y la absolución (o al menos el silencio) del brujo de la tribu. Están en eso y no van a parar hasta hacer callar a los obispos. Ha llegado la hora de que hablemos todos.
Jerónimo Erro

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