No parece de recibo, menos desde una posición hipotéticamente progresista, aludir al origen de una persona para descalificar su trabajo. Si esto es predicable en cualquier caso, más aún cuando la descalificación proviene de alguien que él mismo es un inmigrante. Según esta misma lógica, tendríamos que narrarles esta noticia diciendo que alguien que ni siquiera es de Navarra critica a otro porque ni siquiera es de Berriozar.
Tal es, sin embargo, la descalificación que Txentxo Jiménez, natural de Jaén, ha proferido contra Sergio Sayas por su labor crítica en el Ayuntamiento de Berriozar. Jiménez se refirió a Sayas como un “político de laboratorio que ni siquiera es de Berriozar, que nunca ha dado un palo al agua trabajando por este pueblo y se ha limitado exclusivamente a intentar boicotear a través de los medios el trabajo que Nabai está realizando”.
Tales palabras, insistimos de nuevo, resultan reprobables en cualquier caso. Pero mucho más en el de alguien nacido fuera de Navarra y de cuya actuación política todos estos años la inmensa mayoría de los navarros sólo recuerda dos datos: un forcejeo estorbando la labor de la Policía Foral en 2005 y unas oportunas/inoportunas vacaciones en el Himalaya el año pasado. Un lamentable bagaje para el político probablemente más conocido de Nafarroa Bai y con el que probablemente más asocian la imagen de la coalición los ciudadanos navarros.
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