El mausoleo de los sanfermines

Vamos a razonar un poco y a manejar el presupuesto municipal como si nos hubiera costado algo ganarlo. ¿Qué son los sanfermines? ¿No son acaso las fiestas de la ciudad de Pamplona? Entonces, si solamente son una parte de la ciudad y de sus circunstancias; si solamente nueve días frente a los otros trescientos cincuenta y seis… Una parte importante sin duda cuyo principal problema es -desde mi punto de vista- que ha sido exagerada, desquiciada y desproporcionada… La broma de Hemingway -fama a cambio de desmadre- ha dejado al final contrahecha y minusválida a la capital navarra. Eso lo ve cualquiera sin necesidad de un museo que se lo explique. Porque cualquiera ve que no puede ser sano, ni divertido; ni está bien, que sea alentado por un museo; que las fiestas de una ciudad sean protagonizadas cada vez más por los que ni siquiera son vecinos de esa ciudad. ¿Y encima queremos regodearnos en nuestra desgracia pamplonesa siguiendo momentico a momentico la evolución maligna de nuestra principal enfermedad urbana? Lo que en todo caso, tal vez, una vez cubiertas otras necesidades primarias, pudiera tener algún sentido sería un museo de la ciudad, en general, en el que se mostraran al público los elementos más vistosos del archivo municipal, incluidos los viejos carteles o la fototeca sanferminera. Pero la idea de hacer un templo en exclusiva para las musas sanfermineras suena a derroche y a sarcasmo. Imaginen la cantidad de actividades auténticamente festivas que podrían llevarse a cabo con 20 millones de euros. Claro que la diferencia es la misma que hay entre las margaritas silvestres y las flores de plástico. Los sanfermines van perdiendo su gracia conforme se les quita espontaneidad. Asi que por mí en vez de museo, como si le llaman mausoleo.  


Jerónimo Erro

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