Una vez más, 14 preguntas parecen totalmente insuficientes para averiguar lo que piensa Puras. Por toda respuesta, afirmaciones vagas en torno al deseo de cambio de los ciudadanos, el respeto a la pluralidad y diversidad de los navarros o promesas abstractas de que se actuará con responsabilidad. Interrogado acerca de con quién va a pactar el PSOE, la única claridad aportada por Puras es su por otra parte manifiesta disposición a convertirse en presidente: “Yo estoy dispuesto, si mi partido lo acuerda, a presentarme a la sesión de investidura, más allá de los apoyos que ahora mismo pueda tener. Tengo el compromiso con los ciudadanos que han dicho que quieren cambio y voy a dar ese paso”. Repreguntado acerca de esta cuestión, y si eso significa que espera que ser elegido por aclamación sin haber pactado previamente ni con UP ni con Nabai, Puras responde que “antes habrá conversaciones pero nosotros queremos formar un gobierno que no vaya contra nadie; ni contra UPN ni contra NaBai; no queremos la confrontación identitaria. Queremos el respeto a la pluralidad a la diversidad de Navarra y creemos que podemos conseguirlo por eso anuncio mi disposición a presentar mi investidura”. Independientemente de que Puras vaya a convertirse finalmente en presidente, no es posible sin embargo eludir el dato de que el porcentaje de navarros que le votó fue del 22%, y que librado a sus propias fuerzas en una votación de investidura recabaría 12 de 50 votos. Este dato contrasta con la pretensión de Puras de encarnar personalmente un supuesto consenso de la sociedad navarra en que el presidente por aclamación tenga que ser el candidato del PSN, tal y como parece deducirse de su respuesta. Es más, él mismo parecía tenerlo claro cuando antes de las elecciones anunció su renuncia a ser presidente si su partido era relegado al puesto de tercera fuerza más votada. Puede que el 78% de los votantes recuerde los compromisos pre-electorales de Puras durante bastante más tiempo que el desmemoriado Puras.
