“Si quitamos ETA al PP, no queda nada”, que viene a unirse a otras de José Blanco (antes de Barajas) del tipo: “qué me diga (Rajoy) si está molesto porque durante más dos años no hubo ninguna víctima mortal de la banda terrorista” o a la aún más explícita de José Antonio Rubalkaba, portavoz parlamentario del PNV: “Están ustedes (los del PP) muy cómodos con que ETA siga existiendo, aunque les asesinen”. A todos estos sujetos de moral podrida que alimentan este discurso me gustaría pedirles, si es eso lo que piensan, en primer lugar que traten de acabar de verdad con la ETA, aunque sólo sea para ver si así desaparecía la derecha (como acaba de pasar en Francia). Y si no lo consiguen, entonces a ver si al menos consiguen convencer a los terroristas de que sólo les maten a ellos, para que el PP no juegue con ventaja. Sería curioso que la ETA se tirara unos cuántos años matando sólo nacionalistas a ver cuánto subía el voto nacionalista, o matando sólo socialistas, a ver cuánto tiempo seguía Zapatero manteniendo su discurso. Hagamos la prueba, señor Rubalkaba, a ver qué pasa si sólo les matan a ustedes. Esto es como si un fulano que paga a la mafia por la protección de su negocio, viendo cómo arde el negocio de enfrente, se lamenta creyendo que eso beneficia el negocio de su vecino: pues deja de pagar tú a la mafia y que quemen el tuyo, cretino. ¿Cómo de tonto hay que ser para no darse cuenta de que sería cuando el vecino también pagara a la mafia cuando éste dejaría de competir en desventaja? Lo que ocurre es que a Blanco, Moraleda y Rubalkaba les resulta muy molesto que haya gente que no se rinda aunque le quemen el negocio, porque hace quedar mal a los que sí pagan. Pero si lo que realmente quieren los señores Rubalkaba, Blanco o Moraleda es quedar bien siendo igual de asesinables que la gente del PP, la AVT, e incluso socialistas como Rosa Díez o Fernando Savater, entonces lo tienen muy fácil: en vez de lamentarse, que le planten cara a ETA. No es muy difícil estar en el punto de mira de ETA, señor Rubalcaba, basta con llevarles la contraria. Y a disfrutar. Pero usted, señor Rubalkaba, ¿qué ha hecho para merecer estar en el punto de mira de ETA? Nada, absolutamente nada. Tendrá usted que vivir sabiendo que el reposacabezas de su coche no contiene una de esas bombas que estaba preparando para otros el comando Donosti. Fastídiense usted y su partido.