DAR LA TALLA COMO PERSONAS EN LA PASARELA DE BURLADA Uno se alegra cuando encuentra noticias o comentarios con un derroche de sentido común más que aplastante. Yo no sé si subirse a una pasarela es el camino más directo para conseguir el fin previsto. Desde la discreción, no me lo parece. Y la jovial hilaridad que el hecho en sí ha de suscitar podría desdibujar el objetivo. Pero allá las audaces. Nada desmerece, sin embargo, palabras dignas de encuadrarse y hasta de escribirse en oro y de repetírnoslas todos una y otra vez. Denuncian con razón que además de las crueles violencias domésticas, la mujer padece otras que engendran sufrimientos innecesarios cuando no tragedias como las de las anorexias. Levantan voz e ingenio; pero sobre todo proclaman que en su desfile en modo alguno comercial de ropa quieren : que se vea a la mujer como es, como persona, uno de los pilares de la sociedad. Hay que tener en cuenta que top models hay ocho en el mundo. El resto de mujeres tenemos otras maneras de dar la talla: en el trabajo, en casa, como personas… y eso hay que valorarlo tal cual es”. Y más cuando en el mismo periódico se comentaba el trabajo de investigación llevado a cabo en la Universidad de Granada sobre el modelo de mujer que se presenta en once personajes femeninos de cuatro películas actuales de dibujos animados de la firma Walt Disney. Dice la investigadora: “Aparecen cuerpos proporcionados y “esculturales” pero la extrema delgadez que no va acompañada de buen porte, agilidad y potencia muscular. Se presenta como “ridícula”, según el estudio, que precisa no obstante que, salvo excepciones, no se permite la fealdad del rostro o la deformidad del cuerpo cuando se trata de personajes relevantes y bondadosos. Según la pedagoga, en estos dibujos la mujer está aún obligada a tener un aspecto físico acorde con cánones predominantes en la sociedad actual y “lejanos” del mensaje propugnado hace años por Disney de que “la belleza está en el interior”.
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