DE BOTELLONES , PANTALLAS Y VICTORIAS DE LA ESTUPIDEZ

En medio de la movida de los partidos políticos en el inicio de la campaña electoral, de sus estrategias y búsqueda desenfrenada de titulares en prensa y presencia en las pantallas, algo nos llega acerca de lo que preocupa en la sociedad con jóvenes y niños. Menos da una piedra. El Gobierno de España se ha propuesto eliminar las juergas nocturnas de los jóvenes -ellos y ellas- bautizadas con el nombre de El botellón. Una Ley como la del tabaco va a suprimir de un plumazo costumbre tan poco cívica a pesar de haber surgido precisamente en el corazón y desde el corazón de las ciudades.Todo lo que ayude a resolver el problema, es plausible. Responsabilizar a los padres, controlar comercio de bebidas. Que cada palo aguante su vela.¡Van a controlar la propaganda!. Bien. Sin embargo es lamentable que lo que acertadamente se va a prohibir para el alcohol no se extienda a otras esferas de la vida. Pero menos es nada. Nos preocupa que la Ley se proponga eliminar sólo lo visible, sólo lo externo, toda esa realidad maloliente que salpica las calles las madrugadas del otro día. Nos preocupa que se preocupen tan sólo del daño que hace a los cuerpos el alcohol, de la edad temprana en que los adolescentes se inician, del daño irreparable a los órganos y tejidos vitales de sus cuerpecillos inmaduros y crecientes. De la imagen poco acorde con lo comedido y cívico ¿A nadie le preocupa el daño irreparable que sufren sus espíritus? ¿Qué motiva que se deleiten en esa barbarie? ¿Qué vacío y falta de rumbo los empuja a chapotear en ese lodazal? El fenómeno del botellón está cargado de resonancias simbólicas y míticas. ¿Por qué tienen lugar durante la noche? ¿La renuncia de la luz supone rechazo de lo racional? ¿Por qué ese ruido que no permite más que la aproximación corporal? ¡Y regresan cuando la ciudad se pone en pie!. Aunque insuficiente, plausible nos parece la medida adoptada por la Dirección General de Familia del Gobierno de Navarra, el Consejo Audiovisual de Navarra y el Instituto Oficial de RTVE bajo el lema Familia, televisión y otras pantallas. Se proponen ayudar a padres y madres a enseñar a utilizar esos medios. Bien, diana. Por fin la familia. ¿Qué hacen los padres mientras sus hijos se entretienen durante 990 horas ante las diversas pantallas? Porque al menos 960 están con los profesores en la escuela. Don Javier Tejada Palacios termina su lúcido artículo de opinión en Diario de Navarra (26-9-06) con esta certera advertencia : Por último, para que la maquinaria funcione se requiere la complicidad del alumno, si éste no es capaz de respetar a las personas que le enseñan, ni valora el hecho del conocimiento y encima desprecia el destilado de valores morales y éticos que cohesiona esta sociedad, no hay enseñanza posible, y entonces más que hablar de fracaso escolar yo hablaría de victoria social de la estupidez. Diego de Miranda

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