El día 17 de septiembre, el Ayuntamiento de Pamplona, nos propuso que todo aquel que acuda al rebautizado estadio del «Reyno de Navarra» lo hiciera «a patita», o si prefería en «el carrito de San Fernando», ése de un ratito a pie y otro andando. En su afán diario por que nuestras calles sean más saludables y no tengan vehículos contaminantes, se conviertan en lugares apetecibles para pasear y entablar relaciones sociales, el consistorio ha sugerido que una de las acciones a adoptar sea ir a ver el partido de nuestro equipo sin contaminar con nuestros coches. Y más digo, sin ocasionar el caos circulatorio y de aparcamiento que de manera permisivamente autorizada se provoca cada día que Osasuna juega en el viejo Sadar, cuyo nombre solo ha quedado para un regato. El equipo de gobierno del Ayuntamiento de la capital ha trabajado mucho, sigue trabajando y ojalá siga trabajando, por hacer de esta nuestra Pamplona una ciudad más bonita y más sana; se ha hecho público en estos días que es una de las ciudades más verdes, y la verdad es que nuestros jardines son la envidia de muchos visitantes, y las zonas verdes son cuidadosamente atendidas por la labor encomiable que desarrolla el personal encargado. Quizás a más de un ciudadano le ha llamado la atención una serie de carteles anunciantes de la distancia en tiempo que desde determinado lugar se encuentra otro referente marchando a pie. Pues eso que ha podido pasar desapercibido por unos y otros, es una de las medidas con las que quiere concienciar a todos los PTV (pamplonica de toda la vida) y a los que no lo son tanto, para que dejen el coche en casa. Nuestra ciudad es pequeña y se disfruta paseando, además goza de un completo transporte público, de una buena y renovada red de taxis, y de una futura red vial de carriles bici. Todo ello nos hace pensar que el coche contamina y que no se puede aparcar: comienza a perder la característica de comodidad para convertirse en un engorro. Porque Pamplona es de todos, y para que siga siendo de todos y no de los coches, utilicemos más nuestra peculiar «villavesa» , nuestras aceras y nuestros carriles bici. Nuestra salud nos lo agradecerá y no olvidemos que incluso hasta nuestro bolsillo.