Los políticos profesionales del bienestar, el progreso y la eficacia creen que todo se puede arreglar a golpe de línea presupuestaria. Viven agobiados por la limitación cuatrienal de la legislatura, sin medida del tiempo como los malos agricultores, y además tienen aquí en Navarra tanto dinero -¡nuestro dinero!- que han llegado a pensar que todas las cosas nacen, crecen, se reproducen y mueren en cuatro años. Creen que se puede reducir la obesidad infantil subvencionando el consumo de vegetales en los comedores escolares. Que se puede reducir la violencia conyugal poniendo un guardaespaldas a cada mujer que denuncie maltrato. Que se puede reducir la mortalidad de las carreteras poniendo más radares. Y el incumplimiento de las leyes produciendo más leyes. Y la masificación de las cárceles construyendo otras nuevas. Y reducir la inmigración ilegal con más vigilancia. Y reducir el aborto grande regalando pildoras que provocan abortos pequeñitos. Tenemos que decírselo los que sabemos que cada cosa necesita su tiempo. Hay que decirles que a menudo lo más eficaz es lo más barato. Tan barato como dar ejemplo, prohibir lo malo y aplaudir lo bueno. Ya lo han experimentado, por ejemplo, al prohibir que se fume tanto para que haya menos cáncer. O al anunciar un carnet por puntos para reducir el número de accidentes. Ahora sólo les queda perseverar en esa línea y poner orden en las aulas para que pueda aprenderse algo en ellas. O vigilar un poquillo las normas de calidad y horarios infantiles de la televisión para conseguir mejor ambiente en los hogares televidentes. O -por qué no- reducirse el sueldo para que creamos más en su honradez. Jerónimo Erro
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