SEÑOR PRESIDENTE ¿POR QUÉ PALACIOS? Usted sabe mejor que nadie, Señor Presidente, que ningún navarro se chupa el dedo. Vieja tribu esta como para que le vengan con zarandajas. Sabemos que tiene un proyecto sobre Navarra en lo que se refiere al bienestar social y económico. Muy bien. Ahí estamos con usted. Pero Navarra es mucho más. ¿Usted sabe que Navarra tiene alma, tan grande como su historia? ¿Usted sabe que más de la mitad de la imagen favorable que usted obtiene se la debe a ese posar junto a los eventos más enraizados en sus tradiciones?. Pero empezamos a comprobar que sus decisiones van haciéndonos ver que en lo referente a las personas que mejor han avalado y defendido lealmente esa eficaz lealtad navarra, esa imagen de bienhacer, ya no le sirven a usted. Prefiere el servicio mediocre de una persona que o no diga nada, o no desentone, o tenga una cobertura que nadie ha de justificar cabalmente, aunque todo el mundo entendido sepa, que de ella no cabe esperar nada. Claro que le apoyamos en todo lo referente a Navarra, como comunidad foral y española. Pero lleva un tiempo en que a muchos navarros nos está metiendo el dedo en el ojo. Cuidado con lo que hace, Don Miguel. Trágico y probablemente no sin sangre, sudor ni lágrimas, sería entrar -Dios no lo quiera- en Euzkadi. Pero la propia lógica de los hechos haría previsible salir aunque sólo fuera por la nostalgia de la libertad perdida, trágicamente, no sin sangre sudor ni lágrimas. Pero para no entrar o para poder salir Navarra tiene que tener alma e historia y no sólo bienestar y economía. Si usted apuesta por eliminar a un consejero irreprochable porque un voto socialista bien vale (¿cómo voy a decir una misa?) una cabeza leal defenestrada, ¿quién puede asegurar que incluso una primogenitura como la suya no sigue teniendo el precio de un plato de lentejas? Alguien se tiene que estar frotando las manos porque usted está predicando con obras, no con palabras, faltaba más, que vale más un sector moderado aunque inestable de izquierdas que esa mayoría silenciosa y leal que entrega el voto porque se fía de que ni en su programa ni en sus personas existen desviaciones o fugas ni componendas. No, Señor Presidente, no. Una juventud nueva se está interesando por la cuestión política en Navarra y en España, respetuosa y defensora de las reglas democráticas como quien más, pero que está harta de tongos y manipulaciones. Está a punto de que al voto católico se le ponga precio. No nos toque al menos la paciencia Al Señor Allí y a sus oportunistas y ambiguas declaraciones hace mucho tiempo que ya se le tomó la medida y se le aplicó el justiprecio. Pasarse de listo es otra manera de salirse de la competición. Bien, muy bien a los artículos del Señor Ollarra, lúcidos e ingeniosamente plásticos en pro de Navarra. Ojo, sin embargo, con la línea emprendida por la editorial: la vieja habilidad de una de cal y otra de arena. Diego de Miranda
