POLITICA: EL CESE DE JOSE IGNACIO PALACIOS < P.T. El problema del Gobierno de Navarra es que las buenas cosas que se hacen no se venden, porque los consejeros no se dedican a la venta política de una gestión que suele ser muy exitosa. La primera víctima de esa tesis ha sido el Consejero de Bienestar Social, Deporte y Juventud, José Ignacio Palacios. Ha sido una consejería de la que se han limpiado muchas malas costumbres, muchos malos hábitos y que ha tenido algunos errores e innumerables aciertos. Pero simplemente esos éxitos no han llegado a la opinión pública y los medios de comunicación afines a la oposición han aireado otras cuestiones. Los motivos de este cese son dos: uno público y uno privado. El público es el que ha manifestado el Gobierno de Navarra por boca de su presidente Miguel Sanz, es necesario dar un impulso a la vida política de nuestra comunidad foral y meter más presión en la caldera del Gobierno, para alcanzar más velocidad y llegar mejor a los navarros. El motivo privado, entre otros, es la poca simpatía que el consejero Palacios despierta en el vicepresidente Iribarren. Resulta curioso que un político tan poco valorado del actual gobierno, como es el vicepresidente, sea quien lleve la voz cantante en decisiones de este calado. El papel que ha jugado en la crisis el vicepresidente se puede entrever por dos cuestiones: al conocer el nombre de la persona que ha sido llamada para sustituir a Palacios, Maribel García Malo; y en las actas de las últimas sesiones de Gobierno, en las que se habló mucho de las ayudas bloqueadas a los colectivos de discapacitados, ayudas que dependían de la Consejería de Palacios y dineros que dependían de la Consejería de Iribarren.
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