¿Debe dimitir la consejera Beaumont?

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La historia resulta verdaderamente sorprendente. El 27 de septiembre, a los doce del mediodía, frente al Palacio de Navarra, media docena de personas se manifestaban con una bandera catalana y otra del sindicato LAB, ante varios periodistas. Una patrulla de la Policía Foral, al observar a estas personas, pide instrucciones por radio y el jefe de grupo ordena identificar a algún responsable de la concentración. El cabo al mando de la patrulla se dirige entonces hacia la persona que estaba hablando con los periodistas, a la que le solicita su identificación. Esta persona, al entregar su documentación, comienza a protestar y a decir a los agentes que su trabajo no es un trabajo ni es nada y que con actuaciones como esa sólo consiguen echarse a la gente encima. El caso es que, mientras el sujeto identificado se entretiene menospreciando a los policías, el resultado de la identificación es que se trata de una persona que tiene prohibido abandonar el país, ya que en 2013 había sido detenido en el marco de una operación judicial contra Herrira, la plataforma de apoyo a los presos de ETA considerada como sucesora de la ilegalizada Gestoras Pro Aministía. Por esta razón se ordena a la patrulla de la Policía Foral que se identifique también a los acompañantes del sujeto, lo que eleva varios grados el nivel de crispación. El sujeto identificado increpa entonces al cabo de la Policía Foral, le señala y le apoya reiteradamente el dedo en el pecho, ante lo que el agente, después de insistirle en que no le tocara y le tratara con respeto, supuestamente le aparta el dedo de un manotazo.

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Hasta aquí la historia podría haber pasado como una anécdota más durante el servicio de aquellos policías de no ser porque se acaba abriendo una investigación sobre el asunto, dicha investigación, tras ser visionados los vídeos del Palacio de Navarra, que no tienen audio, según publica Diario de Navarra concluye con un informe elaborado por Asuntos Internos que observa un “manotazo” y aprecia “cierto grado de vehemencia y acaloramiento” en la discusión, por lo que se abre un procedimiento disciplinario al agente ya que considera que su actuación “no resulta admisible” en un agente de la autoridad y que el manotazo fue un gesto “excesivo, inoportuno y desproporcionado”. La investigación, sin embargo, contiene un informe del jefe de la División de Intervención el cual, en ese mismo vídeo, aprecia la escalada de la discusión, el dedo del portavoz de LAB señalando al pecho del agente y a este que “le retira la mano al ciudadano de manera determinante”. Este primer informe califica la actuación del policía como “correcta”. No cabe duda de que no hay nada más que ese manotazo, o ni eso, una simple retirada de la mano, porque en caso contrario habría vídeos tomados por los periodistas, probablemente afines a LAB, ya que no es frecuente que varios medios acudan a cubrir una concentración de media docena de personas.

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El dedo de LAB, el dedo de Beaumont

Una vez más, hasta aquí la historia puede resultar un tanto rocambolesca y excesiva, aunque anecdótica, si no fuera porque el proceso que acaba en este expediente disciplinario es iniciado nada menos que por la consejera Beaumont en persona, la cual había recibido un correo electrónico con una queja de LAB. La consejera puso entonces la queja contra el agente en conocimiento del director general de Interior, Agustín Gastaminza, que a su vez lo transmitió al jefe de la Policía Foral, Torcuato Muñoz (ambos en la foto con BEaumont), el cual encargó a Asuntos Internos una investigación.

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Que la consejera Beaumont fuera la causa primera de todo el proceso sitúa todo el asunto bajo una perspectiva tan preocupante como sorprendente. ¿Qué era el denunciando respecto a la consejera? ¿Amigo? ¿Corregligionario? ¿Partidario? ¿Nada? Si tenemos nosotros o cualquier ciudadano alguna queja de algún policía foral, ¿le escribimos un correo a la consejera? ¿Trasladará ella nuestras quejas directamente al director general de Interior y este al jefe de la Policía Foral? ¿Es este el cauce adecuado, normal y ordinario por el que se trasladan las quejas contra los policías? ¿Es el cauce que seguiría la queja de cualquier ciudadano normal sea o no miembro de LAB, simpatizante, amigo, correligionario o partidario? ¿O acudir directamente a Beaumont es un cauce excepcional? Si no lo es nos gustaría que la consejera Beaumont nos proporcionara su dirección de correo para que todos nuestros lectores le puedan dirigir personalmente sus quejas. Si tenemos algún problema con un policía foral, nosotros también queremos que se encargen personalmente la consejera, el director general de Interior y el jefe de la Policía Foral.

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Si, no obstante, escribir un correo a la consejera es un cauce normal para quejarse de un policía foral, también nos gustaría saber cuántos correos ha recibido la consejera por este cauce, cuántas investigaciones se han abierto y cuántas han acabado expedientando al policía. Es decir, no sería lo mismo que la consejera hubiera recibido mil correos, que el director general de Interior y el jefe de la Policía hubieran dado curso a 500 y que se hubiera acabado sancionando a la policía en 200 casos a que, por ejemplo, el correo con la denuncia de LAB sea el único que se ha tramitado por este cauce, sea la única denuncia que la consejera haya trasladado al director general de Interior y al jefe de la Policía, sea la única denuncia que estos han impulsado y el resultado además sea un reproche al agente expedientado en el 100% de los casos. O sea, en el caso. Si nosotros tenemos un problema con un foral también queremos ese correo, ese cauce y ese porcentaje de agentes expedientados.

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A ver cuál es el próximo foral que le dice algo a alguien de LAB

Asimismo no estaría de más que se nos confirmara desde Interior si se puede apoyar el dedo en el pecho de un agente cuando se dirige a nosotros, y si se lo podemos apoyar sólo en el pecho o también en alguna otra parte de su autonomía mientras lo increpamos y discutimos. Obviamente asumimos que, si se puede, esto lo podemos hacer todos aunque no seamos de LAB, ni okupas, ni Indar Gorris, ni militantes de una coordinadora antipantanos.

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Naturalmente UPN y al menos un sindicato policial ya han pedido la dimisión de la consejera y depuración de responsabilidades. Como mínimo los ciudadanos merecemos que la consejera comparezca, se explique, rechace indignada la idea de dimitir y nos llame a todos cuneteros, fascistas, antinavarros y enemigos del cambio.

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Comentarios (1)
  1. obabatarra says:

    Beaumont está al nivel político del cesado Mendoza: bajo cero. Debería haber sido cesada en aquella minicrisis que echó al consejero de Educación. Sin embargo, imagino que los compromisos políticos con Bildu lo impiden.

    Detecto cierta parálisis en la crítica al Gobierno de Barkos. A pesar de lo mal que lo están haciendo, no veo que haya una alternativa sólida para desalojar al nacionalismo del poder. ¿Me equivoco? La oposición contra Barcina fue dura y exigente. Pero Barkos no tiene más que pequeños conatos como el que describe la noticia…

    En serio, ¿tendremos que aguantar otra legislatura más bajo el mandato del nacionalismo vasco? ¿Tan baja está la tensión no nacionalista en Navarra?

    Para reflexionar… Queda poco más de un año para las elecciones. ¿Habrá alternancia a la alternancia en Navarra y Pamplona?

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