¿Se inventaron la bandera de Navarra tres nacionalistas vascos en 1910?

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A comienzos de enero del año 1910, la Diputación Foral de Navarra acordó “subsanar la falta de existencia de la bandera de Navarra, disponiendo que se confeccione una que esta Diputación usará en las solemnidades y ocasiones en que lo juzgue oportuno”. Tras un dictamen encargado a los historiadores Arturo Campión, Julio Altadill y Hermilio de Oloriz, se institucionalizó la bandera roja con el escudo de las cadenas y la corona en el centro, que fue izada por primera vez desde esta oficialización el 16 de julio de 1910, aniversario de la batalla de las Navas de Tolosa.

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Pues bien, a causa de esto la versión nacionalista asegura que la bandera de Navarra data de 1910, por lo que es posterior a la ikurriña (1894), y que además fue diseñada por los citados Arturo Campión, Julio Altadill y Hermilio de Oloriz, tres nacionalistas.

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El problema es que, para empezar, resulta más que cuestionable que los tres citados fueran nacionalistas, en el sentido que tiene ahora el término nacionalista. Sin duda los tres eran fueristas y vasquistas, en el sentido de defensores convencidos de los fueros y la cultura vasca. ¿Significa esto que fueran nacionalistas? Evidentemente no. Julio Altadill, de hecho, era un general del Ejército español, nacido en Toledo. Pero vayamos más allá de estos tres personajes y más atrás del año 1910.

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Los símbolos de Navarra son muy anteriores a 1910

Los símbolos de Navarra son muy anteriores al año 1910. Las cadenas son apenas posteriores a 1212 (Navas de Tolosa). No sabemos el momento exacto en que se convirtieron en símbolo pero en 1423 no cabe duda de que representaban oficialmente las armas del rey de Navarra. Así queda reflejado, por ejemplo, en el Privilegio de la Unión.

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El doctor en Historia Luis Javier Fortún cita el Libro de Consultas del Ayuntamiento de Pamplona para demostrar la existencia de la bandera de Navarra en el año 1558. El acta de la sesión del 11 de agosto, redactada y firmada por el secretario municipal, Tristán de Aguinaga y Zunzarren, narra el desempeño de una tropa navarra enviada a luchar junto con tropas guipuzcoanas a Francia, donde asaltaron y destruyeron San Juan de Luz en el marco de las guerras de la época entre Francia y España. En el acta se narra la victoria de la tropa española y la entrada victoriosa de la tropa navarra a su regreso a Pamplona, llevando al frente la bandera de Navarra, “la qual es colorada, sembrada en ella cadenas y una corona doradas”.

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Que las tropas navarras utilizaran la bandera roja con las cadenas en 1558 no significa que la bandera no se usara antes, sino que podemos fechar su uso en 1558 como tarde. No cabe duda que la bandera se usaba ya antes aunque no tengamos constancia documental de ello hasta la citada fecha de 1558.

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Más aún, gracias a las actas del Libro de Consultas del Ayuntamiento de Pamplona sabemos que la citada bandera de Navarra se guardaba en el Ayuntamiento y que esa misma bandera se había utilizado en la primavera de 1556 durante la proclamación de Felipe II como rey.

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Campión, Altadill y Oloriz no inventaron nada

Como consecuencia de lo anterior y otros muchos ejemplos que se podrían poner, es evidente que Arturo Campión, Julio Altadill y Hermilio de Oloriz no se inventaron la bandera de Navarra una tarde inspirada del año 1910. Lo único que hicieron los citados es recoger los símbolos históricos de Navarra y presentarlos a la Diputación para otorgarles carácter oficial. En la época actual, por alguna extraña razón, nos cuesta entender que las cosas suelen preexistir a su reconocimiento oficial.

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Naturalmente se puede discutir si la bandera de Navarra significaba lo mismo en 1556 que en 1910, en el mismo sentido en que se puede discutir si en 1556 tenían el mismo concepto de reino, nación o estado que en 1910. No obstante, justo lo que podría tener una cierta permanencia serían precisamente los símbolos de Navarra, más allá de la traducción política o el significado exacto de esos símbolos en cada época histórica por la que transitaron. Desde ese punto de vista, es evidente que si resucitáramos a nuestros antepasados de 1556 y les enseñáramos la bandera de Navarra, quizá no entenderían lo que es una democracia, el estado de derecho o el sentido moderno del concepto ciudadanía, pero reconocerían inmediatamente la bandera roja y las cadenas. En cambio, no tendrían ni la más remota idea de lo que es la ikurriña, que les resultaría tan extraña e imposible de identificar como la bandera gay o el logo de Apple.

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