Cambien ¡soberbia stop!

Siete años de crisis; la falta de expectativas vitales de muchos; unos partidos jerarquizados muy poco abiertos a la renovación; el furor secesionista; muchos casos de corrupción. Han posibilitado la aparición de nuevas fuerzas que arrastran a mucho indignado, haciendo más hincapié en los males que en los remedios.

Han sido muchos años contribuyendo al distanciamiento entre los políticos y sus votantes. Los políticos sabían que la corrupción no les pasaba factura, a muchos no les parecía mal votar a políticos en entre dicho, simplemente por que era de los suyos. Hoy ha llegado el día, ha llegado la hora de pagar la factura. Recordemos que la soberbia es el más serio de los pecados capitales, y la principal fuente de la que derivan los otros. Es el pecado cometido por Lucifer al querer ser igual que Dios. Es el que produce un sentimiento de superioridad, que provoca un trato distante o despreciativo hacia los demás.

No se fácil entender (salvo por los subsidios generalizados) como la candidata socialista andaluza tiene tan buena imagen. Ha estado todo el tiempo sin actuar, amparando a los responsables del robo de los EREs, del fraude en la Formación. El olvido de los principios morales y el quebranto de todas las barreras éticas ha generado la crisis política, que planea sobre la crisis económica y complica su salida. Hoy vemos como la relación entre la economía, la política y la moral, es innegable.

Para hacer una oferta electoral creíble a los desilusionados, hay muy poco tiempo. Los gestos tendrían que ser espectaculares, y una clase política tan soberbia no tiene fácil una rectificación. Las encuestas dicen que hay mucha bolsa de votos abstencionistas de centro derecha. Desde luego que no se trata de convencer a los adversarios, se trata de convencer a los propios que asqueados no quieren votar. Solamente abandonando la soberbia, siendo humildes, pidiendo perdón, denunciando y tomando medidas drásticas contra la corrupción, renovando las listas, tendrán algunas posibilidades de que se animen a votar, el final de las contiendas electorales pondrán en juego la salida de la crisis, la regeneración democrática, y la necesaria recuperación de valores.

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