Interesante artículo publicado ayer en Hispanidad, en el que se informaba sobre la situación actual del Banco de España, su intento de unificar las cajas que quedan en España y la rebelión encabezada por el presidente de la Caja Rural de Navarra.
El Banco de España, quizá por fortuna, ya no es lo que era. El Banco Central Europeo es ahora el encargado de la supervisión del 90% del sistema bancario. El 10% restante, del que se encarga el Banco de España, es el que forman entre otros las cajas rurales, las cuales representan en torno a un 60% de ese 10%.
Pues bien, el Banco de España pretende unificar a las cajas rurales en torno al grupo consolidado Cajamar.
Cajamar es la entidad financiera resultante de la fusión de una pequeña galaxia de cajas rurales repartidas por toda España, tras la que se ha convertido en la primera caja rural con cerca de la mitad del volumen del conjunto de las cajas rurales.
Lo que sucede es que el otro 50% son cajas rurales independientes que quieren seguir siendo independientes conservando su propia personalidad en vez de diluirse en un paquidermo anónimo.
A decir verdad, toda esta galaxia de cajas rurales que han sobrevivido de alguna manera son la prueba fehaciente de que lo importante no es el tamaño, sino tener un rumbo claro y un buen capitán. Es esto más que el tamaño es lo que garantiza la supervivencia de cualquier entidad.
La pretensión del Banco de España se encuentra por tanto con una feroz resistencia y la Caja Rural de Navarra y su presidente se encuentran a la cabeza de la rebelión, en la que participan las rurales independientes asociadas en la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (UNACC).
Por otra parte, si todas estas cajas cuentan a su favor con el prestigio de haber sobrevivido a las grandes cajas politizadas, todo lo contrario puede decirse del Banco de España, cuya labor de supervisión de las cajas (la que no habría llevado a cabo, se entiende) está siendo ahora más cuestionada que nunca.
El resultado de la batalla por el momento, según concluye Hispanidad, es que José Luis Barriendo, hombre que lidera más a las rurales que la propia Rural de Navarra, saca de quicio al subgobernador Fernando Restoy. Y que cada vez parece más difícil que la anunciada reforma de las rurales se cierre en la presente legislatura.
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Es lógico. En el Banco de España están acostumbrados a otros cajeros de Navarra. Y claro, ahora alguien que defiende su entidad, más que su aura o su silla, les ha resultado sorprendente.
Se ve que Aríztegui, antes de ser premiado con su puestito en el BCE, les dijo: Ah! Si viene algún navarro pedirle que os invite a dar alguna charlita por Pamplona, que te llevan a dormir a un campo de golf y se come muy bien.
Y claro… pasa lo que pasa…
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De paso la Caja Rural de NAVARRA podía devolver TODOS los SWAP con los que estafó a sus clientes, haciéndoles creer que convertía su hipoteca durante 3 o 5 años de variable a fijo, para asegurar una estabilidad durante esos años.
Lo que hizo fue asegurar la poltrona de directores y directivos, y financiar a la Caja Rural a costa de los hipotecados.
Nos habrán jodido, pero olvidar, no olvidamos, y como arrieritos somos, en el camino nos encontraremos, y el vuestro comienza a estar lleno de piedras.
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Los mafiopolíticos pretenden eliminar toda prueba de buena gestión en una entidad financiera del modeli de las que ellos han saqueado y arruinado.
Por supuesto que habrá sombras (el sucio mundo del dinero) pero nada tiene que ver con la estafa de las otras cajas politizadas.
Los políticos, esos aprendices de rey Midas que todo lo que tocan lo convierten en mierda.
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El sector financiero es el único, en una economía liberal-capitalista – que todavía se encuentra bajo un férreo control político, tipo soviético.
Ni siquiera la libre oferta y demanda de capitales determina el precio del esfuerzo ahorrador (el tipo de interés).
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Si siguen así, ya veremos dónde está la Rural dentro de 4 ó 5 años.
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