¿Cuál es la forma más democrática de elegir un alcalde?

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Según ha trascendido a los medios, el PP pretende afrontar una reforma electoral en la cual se introducirían un par de novedades importantes respecto a la situación actual en relación al nombramiento de los alcaldes.

1-      Si una candidatura alcanza el 40% de los votos, automáticamente sería nombrado alcalde el cabeza de lista de esa candidatura.

2-      Si ninguna candidatura obtiene el 40%, se procedería a una segunda vuelta con las dos candidaturas que hubieran conseguido más votos.

Hasta que no la ha presentado el PP, la idea no parecía tan mala a algunos

El PSOE o IU han saltado inmediatamente en contra de esta propuesta, tildándola poco menos que de pucherazo antidemocrático. La postura de PNV y CIU parece más ambigua, puesto que un sistema semejante probablemente les beneficiaría. No obstante, el PSOE llevaba en el programa electoral de 2004 la elección de alcaldes mediante un sistema de segunda vuelta. Otrotanto podría decirse de UPYD. Ahora bien, en 2013 era el propio Rajoy quien aseguraba que “yo nunca cambiaré la Ley Electoral por mayoría”. En realidad, más allá de las contradicciones de cada partido, ¿cuál es la manera más democrática de elegir un alcalde?

Ahora no elegimos directamente al alcalde o al presidente

Con el actual sistema electoral, lo cierto es que los ciudadanos no elegimos directamente al alcalde ni al presidente del gobierno o la comunidad. Lo que hacemos es elegir una lista (cerrada y bloqueada) de personas de un partido que son ellas las que después eligen al presidente o al alcalde, a menudo con todo tipo de pactos post electorales y componendas de por medio. Es decir, nuestra elección es indirecta.

Es falso por ello que, por ejemplo, los navarros quisieran en 2007 un gobierno de Nabai y PSN. Los navarros votaron a Nabai, a UPN o a PSN, no a un pacto postelectoral entre Nabai y PSN o entre UPN y PSN. En realidad nadie sabe lo que hubieran elegido los navarros porque nunca votaron sobre esas posibilidades concretas.

Por consiguiente, pese a las críticas, cuando no hay una mayoría absoluta lo cierto es que una reforma que introdujera una segunda vuelta serviría para que fuese la voluntad popular y no los pactos post electorales quien determinara el color del gobierno.

La fórmula del 40%

Más discutible resulta la fórmula de adjudicar las alcaldías a las listas que obtengan un respaldo menor a la mayoría absoluta pero mayor del 40%. Si tal fuera el caso, está claro que a UPN y PP les interesaría presentarse juntos a las elecciones, lo que con los respaldos actuales les daría automáticamente la mayoría absoluta en ciudades como Pamplona.

Si nacionalistas y socialistas realmente creen que los navarros tanto quieren un gobierno conjunto, también podrían presentarse juntos y obtener directamente la condición de más votados. A fin de cuentas, si pretenden gobernar juntos, es razonable que se presenten juntos. Salvo que duden del respaldo real a ese bloque conjunto.

Con el sistema de segunda vuelta, siendo UPN y Nabai los más votados, podríamos asistir a una segunda elección para que los pamploneses eligieran entre Uxue Barkos y Enrique Maya.

Si, por ejemplo, una parte de los votantes del PSN se abstuviera o prefiriera a UPN antes que a los nacionalistas, Maya obtendría la alcaldía. Es acaso por esto y no porque fuera menos democrática que a algunas formaciones no les gusta la propuesta. Una propuesta que de hecho sería más democrática porque devuelve la palabra a los ciudadanos para que elijan directamente en vez de dejar la elección en manos de los partidos, sus pactos o sus cúpulas federales externas, por no mencionar que dejar elegir a la gente podría ser también una alternativa real a la teoría del quesito. Si la ciudadanía nombra directamente a los alcaldes o a los presidentes, también acaso habría que plantearse dotarlos de más poder para compensar el hecho de que seguirían sin tener una mayoría suficiente en el día a día del ayuntamiento o el parlamento.

Un debate interesante

Frente a la fórmula del 40% o la segunda vuelta, la receta actual presenta la ventaja de que por un lado, pese a la Ley D´Hondt, es más proporcional y representativa. Pero por otro lado, la desventaja es que concede gran poder a formaciones con muy poca representación, pero imprescindibles para poder articular una mayoría. En un parlamente con 100 diputados, en el que dos partidos tienen 49 diputados cada uno y un tercer partido tiene 2, este tercer partido tiene mucho más poder con el 2% de los votos que los otros dos con el 98%. Este partido con sólo 2 diputados, además, puede presentar la dificultad adicional de ser una formación extravagante o radical en los peores sentidos de cada palabra. Por tanto tenemos al menos 3 opciones: 40%, segunda vuelta, o la situación actual, y un debate para decidir cuál es la más democrática o la que más nos conviene a cada uno. Aunque lo realmente divertido quizá sería abrir y desbloquear las listas cargándonos además la disciplina de partido. Decidan ustedes mismos.

Comentarios (4)
  1. Dejémonos de gilipolleces. Es una reforma que no llega 6 meses demasiado pronto antes de las elecciones, llega 3 años y medio tarde.
    Y basta de hipocresía, todos sabemos que después de unas elecciones, lo que se negocia a rabiar al elegir al alcalde en un DESPACHO SIN LUZ NI TAQUĪGRAFOS es nada más que saber quién se queda URBANISMO.
    Lo democrático es que el ciudadano decida, no unos políticos profesionales te vendan tu voto por intereses personales.
    Se bien de lo que hablo, muy bien. Demasiado bien. Y mientras tanto nuestros pueblos vendidos en almoneda, languidecen con alcaldes nefastos y concejales de urbanismo relucientes…

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  2. Ogeretal says:

    Buenos dias,

    Siguiendo la linea del ciudadano nos tenemos que preguntar por que toca ahora la reforma y no 3 años antes. Y el porqué esta claro: la aparición de podemos en la escena política junto con el hastío de la mayoría de la población hacia los políticos.

    Y si, hay muchos alcaldes nefastos y concejales de urbanismo relucientes que hacen de su pueblo su cortijo.

    Saludos,

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  3. Estricuel says:

    La forma más democrática de elegir un alcalde es la que nos diga el Amado Líder Pablo Iglesias.
    Y, si no, ya nos mandará al Ejército Popular para convencernos.
    Lo demás es hablar por hablar.

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  4. Lope de Aguirre says:

    Efectivamente, la elección directa de alcaldes es una buena noticia, ya que el sistema actual es una mierda y favorece sobre todo los chanchullos y componendas que todos conocemos.

    Pero esta reforma es inapropiada ahora, justo antes de las elecciones.

    En mi opinión, no se deben cambiar las reglas del juego durante un partido, sino antes o después. Y ese partido, el de las elecciones municipales, ya se está jugando….

    Justo ahora que el PP está acojonado con el auge de Podemos. Auge previsible, por otra parte, teniendo en cuenta lo podridos que están tanto PP como PSOE….

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