Desde el momento en que se destapó que  ya no podíamos fiarnos ni de Amy Martin, supimos que el sistema estaba acabado. En las últimas horas la posible contabilidad B del Partido Popular inunda todas las portadas de los medios nacionales y algunas internacionales. Las acusaciones de cobrar sobresueldos alcanzan al mismísimo Rajoy y a toda cúpula del PP al punto que, de probarse estas acusaciones, el gobierno podría quedar en una situación poco menos que terminal. Mariano Rajoy no ha ofrecido inmediatamente una rueda de prensa desafiando a cualquiera que tenga un recibí firmado por él a que lo muestre. Izquierda Unida exige la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones anticipadas si hubo sobresueldos. Alguien podría pensar que el PP tiene un problema y es cierto, pero sería un error de perspectiva pensar que lo que está en jaque es el PP en vez del propio sistema. Obviamente el PP se encuentra en crisis, pero precisamente como parte fundamental del sistema.

730 investigaciones por corrupción abiertas en 2009

En el año 2009, el entonces Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido, en un gesto bastante inusitado hizo público que existían en España 730 causas judiciales contra políticos, 264 de ellas contra miembros del PSOE y 200 contra miembros del PP. Además de estas había otras 43 causas abiertas contra Coalición Canaria, 30 contra Convergencia i Unió, 24 contra el Partido Andalucista, 20 contra Izquierda Unida, 5 contra Esquerra Republicana de Catalunya, 3 contra el Bloque Nacionalista Galego, 3 contra el PNV, otra contra ANV y una más contra Eusko Alkartasuna, amén de otras contra otros partidos y formaciones locales de toda España. Podría pensarse que este cuadro refleja sin más que la mancha de la corrupción, a fin de cuentas, se extiende sin distinción sobre todos los partidos, pero también que este cuadro refleja fielmente el principio de que a más poder de un partido cualquiera, más corrupción en ese partido.  

Dos diagnósticos que llevan a dos salidas distintas

A estas alturas de la corrupción podemos pensar una de estas dos cosas: que la nave ha explotado por culpa del piloto o por culpa de un fallo en el diseño de la nave. El problema es que son ya muchas las veces que hemos cambiado al piloto y, de un modo u otro, la nave siempre acaba explotando, da igual que el viaje sea interplanetario, nacional, local o autonómico. Los 730 casos de corrupción de los que les hablábamos en el párrafo anterior, extendidos por todos los partidos, son una clara evidencia de ello. Si cambiamos el capitán una y otra vez y una y el cohete siempre acaba explotando, es que la culpa es del cohete y no del piloto.

El piloto loco

El último error antes de revisar el diseño del cohete es poner frente a los mandos a un piloto loco. Esto es lo que puede pasar si antes de cambiar el sistema estamos dispuestos a ir probando pilotos sin ton ni son por no atrevernos a revisar de una vez el propio diseño de la nave. En situaciones de descomposición, por desgracia, los beneficiados suelen ser los líderes mesiánicos y los extremismos irrracionales.

Rediseñar la nave

Si el diagnóstico es que cambiar un partido por otro, manteniendo el sistema, no es sino cambiar una corrupción por otra, a lo mejor lo que tenemos que empezar a plantearnos con todos los casos de corrupción que nos abruman no es meramente volver a cambiar por enésima vez el piloto, sino cambiar el sistema. Pero existen dos caminos alternativos para cambiarlo.

Más estado, más corrupción

Una de las posibles maneras de cambiar el sistema es otorgar todavía más poder a los políticos del que ya tienen. Es decir, apostar por menos sociedad civil y más estado. Pero apostar por más estado es apostar por más organismos públicos, por más políticos a su frente, por más decisiones sobre todas las cosas en manos de los políticos y, naturalmente, por más dinero, más poder y más recursos en manos de los gobernantes. Aunque parece absurdo y contradictorio, lo cierto es que hay una parte importante de la población que, a pesar de todo lo sucedido con las cuentas quebradas del estado, el rescate de las cajas o los casos de corrupción, aún apuesta por más estado y más poder para los políticos como remedio a todos estos males que, de manera bastante evidente, han sido causados precisamente por un exceso de poder, de recursos y de capacidad de gestionar el dinero y la vida ajena por parte de los políticos.

Alternativamente, la otra opción es simplificar y adelgazar la administración, dejando que los políticos se encarguen sólo de aquello que resulte estrictamente indispensable, que por otra parte es lo que somos capaces de pagar, recuperando capacidad de decisión y recursos económicos para las familias y las personas.

A más estado, más corrupción. A mayor tamaño y complejidad de la administración, menores posibilidades de control y mayores de corrupción. A más subvenciones y dinero repartido por el gobierno más clientelismo político. Y en todo caso se nos ocurren algunas medidas indispensables para reducir los niveles de corrupción que deberían adoptarse de manera inmediata, como una separación de poderes efectiva que despolitice de una vez por todas la Justicia, la autofinanciación de partidos y sindicatos o la introducción de listas abiertas y desbloqueadas para quitar capacidad de control a los políticos y devolvérsela a los ciudadanos.

En toda crisis, además de peligro, hay una oportunidad de cambio y de mejora: sepamos aprovecharla.

Comentarios (11)
  1. el vecino de Uxue says:

    Y Rajoy?

    Dónde está Rajoy? No, tranquilo.

    Rajoy es un líder de perfil alto? de perfil bajo?

    Rajoy es un líder de perfil

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  2. Back to basics. Volver por donde solíamos. Así de sencillo, sin enredarse en vericuetos.
    Meter al chorizo en la cárcel, austeridad.en lo público y en lo personal, menos estado para que haya menos políticos y menos manos que meter bajomanga, y al próximo político, actor o futbolista que hable en favor del relativismo moral, se le castra políticamente, y físicamente se le embrea y empluma para jolgorio de chicos y grandes, con paseillo popular incluído.

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  3. LIBERTADSIEMPRE says:

    Poco a poco se va comprobando con crudeza en que consistió la Transición del 75, “vendida a precio de oro a la Sociedad española” por los partidos de la Izquierda y los Nacionalistas vascos y catalanes como dogma infalible de todos los males de la Patria. El resultado de esta Transicón viene a ser y a grandes rasgos: Corrupción politica y destruccion de España. Como contrapartida de dicho desastre destaca una palabra clara: Impunidad Absoluta. La Democracia en España corre peligro inminente y verdadero, la ciudadania esta harta y al limite de sus sacrificios, se ha desmantelado el Sector Publico en beneficio de intereses particulares, se ha destruido el Estado como referencia unica de la Patria de todos los españoles y se ha endeudado la Nación para financiar una Administración Publica multiplicada por 17 Autonomias y miles de Ayuntamientos sin control que sustenta el sistema politico incapaz de financiarse por si mismo. Ante eso, los problemas se multiplican para España, la Prima de Riesgo esta desbocada, el paro por encima de 6.000.000 millones de ciudadanos y las familias sin capacidad de acceder al mercado de trabajo. El Sistema democratico naciente recibio en el año 75 un pais ilusionado por la Democracia que venia
    (nadie esperaba que el franquismo se perpetuara sin Franco), unas Empresas Publicas en propiedad como Telefonica, Repsol, Endesa, Indra etc etc. y un Sistema Publico de Sanidad prestigiado como el mejor de Europa. Todo este Patrimonio economico y espiritual se ha derrochado en 40 años de falsa democracia llevando a España a la ruina y a las familias a la desesperación sin esperanza. Los culpables, que no gestores, campan por sus respetos riendose de la ciudadania en la mas aboluta impunidad, la Justicia es la gran ausente de esta comedia macabra que, de no remediarlo, nos lleva sin remedio a la Dictadura. Esto no tiene remedio y como dijeron los griegos por boca de Epicuro, “No culpemos a los dioses de nuestros errores”.

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  4. Fernando de la Hucha says:

    La solución existe y se llama Código Penal; la solución existe y se llama independencia del poder judicial. La solución existe y se llama listas abiertas. La solución existe y se llama “indultos no”. La solución existe y se llama “sentencias pactadas, no”.
    Y se les ha olvidado alguna derivada de la corrupción como es la que afecta a alguien relacionado con la Jefatura del Estado.
    De todas formas amén de los corruptos existen los corrompedores (empresas, particulares, etc) que se prestan a pagar “mordidas”.
    La solución existe y pasa por eliminar la Ley de Financiación de Partidos Políticos, la subvención pública y restringir las donaciones y aportaciones a un máximo de 10.000 euros por año y persona y que se obligue a la identificación (fuera las donaciones anónimas).
    En un país serio, el Sr. Rajoy estaría hoy en el Parlamento y el Sr. Bárcenas estaría declarando ante el juez de guardia.
    ¿Vieron en 13TV ayer la entrevista con el Fiscal General del Estado? Políticamente correcto, técnicamente irreprochable (tiene una sólida formación jurídica)pero el dinero se va por las cloacas del Estado.
    ¿Tan difícil es decir “yo no he cobrado nada en negro”? La única que lo ha dicho con estas palabras ha sido la Vicepresidenta del Gobierno (persona que cada día me cae mejor). Y, por cierto, si se imputan un delito voy y lo denuncio inmediatamente ante los Tribunales: ¿cuántos se han querellado ayer? Ninguno.
    Qué hace el líder de la oposicion; nada, no vaya a ser que le salpique algo.
    Relean el fin de semana “Oligarquía y caciquismo” de Joaquín Costa; escrita en el siglo XIX conserva su vigencia en estos días.

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  5. antiparasito says:

    Se han comportado como una pandillla de manguis con licencia para robar… a nuestra cara, ¿Cuando va a cambiar esto?

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  6. spurgus says:

    Perfecto, Fernando. Es exactamente eso. El sistema tiene reglas suficientes para controlar la corrupción y el poder que tiende en seguida a perpetuarse con maneras caciquil/oligárquicas.

    Partidos, sindicatos y asociaciones SIN subvención. Donativos limitados, públicos, y medios suficientes para tribunales de cuentas.

    Pero para eso es necesario que CIUDADANOS participen con tiempo y dinero en Partidos, Asociaciones y Sindicatos. Y de eso, hay poquito también. Digamos que la gente NO participa. Se queja (eso sí, mucho, y con razón). Pero hacer, poquito extremadamente NADA.

    Es decir, tenemos la democracia que nos merecemos: una MIERDA, porque no hacemos (como ciudadanos) ni una mierda por ella. Las instituciones las defendemos los ciudadanos, y no lo hemos hecho, y los funcionarios a cargo de instituciones, y no lo han hecho, y los cargos políticos que juran defender la constitución, y no lo han hecho, y el Tribunal Constitucional, y no lo ha hecho. Desde que el Guerra dijo eso de “Montesquieu ha muerto” y no fue cesado fulminantemente, y los partidos se repartieron el CGPJ, el TC, la fiscalía, las asociaciones profesionales de magistrados, crearon tvs públicas, dividieron la educación por 17, crearon taifas lingüísticas, se enrocaron en “privilegios fiscales históricos”, y empezamos la carrera del agravio y el esencialismo diferencial, la cagamos. Nos convertimos en Cascarriba y Cascabajo.

    Y perdonen la escatología. Estoy un poco harto de todos. De los Caciques y de la gente que se deja conducir como un rebaño.

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  7. Oscar says:

    De las pocas personas que están demostrando que saben quiénes son y qué deben hacer: Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado. Los políticos, salvo Soraya Sáez de Santamaría (y posiblemente, Esperanza Aguirre) casi que sobran (sic) …. amén de miles de comentaristas (sin sic, me incluyo), los periodistas ¡¡uf!! ¡¡todos!!, “las cuentas de Bárcenas” ¡¡pero si no cuadran!! (p. ej, devolución préstamo Pío Escudero)

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  8. Mandeville says:

    La solución no es fácil, ni creo que baste lo que dice el profesor De La Hucha: Ni la independencia del Poder Judicial, (que también debe sufrir controles) ni las listas abiertas, (ya que solo puedes elegir entre los que los partidos “ponen” en la lista) ni acabar con el llamado “derecho de gracia” (que está para lo que está, dulcificar la estricta aplicación de la Ley penal en supuestos que ésta resulte injusta, no para que queden impunes “mis amiguitos”) ni acabar con las Sentencias pactadas (ya que suponen el reconocimiento de la culpa y siempre que la pena impuesta esté dentro de los límites legales)

    El problema es que “la democracia parlamentaria” no la democracia como sistema, se ha quedado obsoleta.

    Efectivamente, casi todos estaremos de acuerdo en que hoy día no cabe otro sistema que el democrático para organizar nuestra convivencia, como estamos de acuerdo en viajar en automóvil, en ferrocarril, en avión o incluso en barco y no en coche de caballos o en diligencia. Pero sabemos que nuestros actuales automóviles, ferrocarriles, aviones y barcos poco tienen que ver con los de finales del siglo XIX y principios del XX. Han mejorado mucho. No así nuestra democracia, que aunque relativamente reciente en España, sigue en todo el mundo anclada en un sistema parlamentario, supuestamente representativo, que de hecho impide o al menos dificulta en gran medida la verdadera participación ciudadana en la toma de decisiones, prácticamente limitada a depositar un voto cada cierto tiempo y sin más derecho que el “del pataleo” y esperar a las próximas elecciones si tus “representantes” hacen de tu voto “un cheque en blanco”. El cómo lograr que los ciudadanos tengamos “verdadero” poder de decisión es el reto. Quizá las nuevas tecnologías, que permiten consultar a los ciudadanos a tiempo real tengan algo que decir en este asunto, si bien es evidente que la resistencia que pondrán los partidos (las personas que viven, y muy bien, del sistema de partidos) en perder sus privilegios será muy grande. Pero no hay otra. Debemos perfeccionar el sistema democrático caminando hacia una “democracia real” tal y como se han perfeccionado nuestros sistemas de transporte. No es cuestión de volver al coche de caballos (autocracia) pero sí de retirar a un museo “los locos cacharros” (Montesquieu) y buscar mejores vehículos que nos permitan viajar con “más libertad”

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  9. arana goiti says:

    Libertadsiempre, D.Fernando y Spurgus apuntan algunas de las causas y los posibles remedios, pero en mi opinión se echa en falta una evidente: AUTONOMÍAS NO, este sistema de organización territorial es pésimo, ínfimo, insoportable, destructivo y lleva la corrupción insertada en su propio ADN.

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  10. contribuyente says:

    A mi me dan envidia Islandia, Suiza, Austria… Y los países en que la gente dimite por mentir con un doctorado ( riesgo casi inexistente aquí, por estadística formativa).
    También me dan mucha envidia, esos países en que la sociedad civil participa y actúa y no se queda en cabreos de café por miedo a que le repercuta el actuar.

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  11. spurgus says:

    MIre Aranagoiti: hay quien cree que la culpa es del sistema, otros de los valores, y otros de las personas. El ser humano es como es, y tiene limitaciones cognitivias, intelectivas, vomitivas. A veces (no pocas) sabemos qué tenemos que hacer, y no lo hacemos. A veces creemos que sabemos lo que tenemos que hacer, lo hacemos, y estábamos equivocados. A veces no sabemos ni entendemos, y por tanto, no podemos querer nada.

    En este territorio de penumbras tenemos que desarrollar nuestra vida. Hay quien cree que esta vida es una prueba para otra. Me parece bien, siempre que no sea una excusa para no poner todo lo posible para hacerlo bien en esta. Los ateos tendrían que comportarse como si creyeran en otra vida donde se les va a juzgar, y los creyentes, como si no creyeran en otra vida y por tanto, la justicia y el bien se tienen que hacerse aquí y ahora. Huyo de extremismos, como ve.

    Las autonomías no son sino una concreción de la libertad y la responsabilidad que nos queremos atribuir las personas. Que hayan fallado en algunas cosas (todo lo importantes que Ud. quiera) no supone que debamos vetarlas. Por esa regla de tres, como la democracia ha fracasado en nuestro país, tendríamos que renunciar a ella. Hay cosas irrenunciables. Por ejemplo, que somos seres que queremos conducirnos y reconocernos dignidad. Y eso significa que aunque tropecemos, debemos levantarnos. Por nosotros y por los demás y por los que nos seguirán.

    Animo pues.

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