Luz, paradoja, elección

La subasta trimestral de energía eléctrica que fija los precios del trimestre cerró esta semana con aumentos de entre el 9% y el 13% respecto al precio de la subasta anterior. Los cálculos de los expertos prevén en consecuencia que el recibo de la luz debería subir un 5,9% en la revisión del último trimestre del año. Sin embargo, resulta que es el gobierno socialista quien tiene que decidir si sube o no el precio regulado de la electricidad en este momento, por lo que ha decidido no hacerlo antes de las elecciones en lo que todo el mundo ha interpretado como un gesto claramente electoralista. Como consecuencia, el diario Expansión estima que el déficit tarifario pasará de los 3.000 millones de euros previstos para este año hasta los 3.500, que se suman a los 22.000 acumulados en el pasado. Naturalmente la congelación nos aboca a una futura subida de la factura de la luz en torno al 10% a principios del próximo año, similar a la ya padecida por los ciudadanos al comienzo de este mismo año.

¿Es lo que queremos?

Por sorprendente que parezca, viniendo de este gobierno, el caso es que la factura de la luz no sube sólo para los ricos. Y sin embargo la factura de la luz no refleja el auténtico coste de la electricidad que consumimos. Esa diferencia es el llamado “déficit tarifario” y es una enorme y creciente suma que el estado –que es quien regula el precio- debe a las eléctricas por el precio real de la energía que consumimos. El precio de la energía eléctrica es muy importante no sólo para las economías familiares, sino porque en la medida en que las empresas españolas tienen que pagar más cara la luz sus costes aumentan y se convierten en menos competitivas. Elegir energías caras tiene consecuencias. Ahora bien, si se supone que los españoles mayoritariamente desean pagar más cara la electricidad a cambio de que sea más solar y más eólica que la de los demás, ¿por qué el gobierno no se atreve a subir la factura de la luz antes de las elecciones? Tal vez porque en el fondo sospecha que los españoles creen que elegir energías caras sólo tiene ventajas.