En ocasiones veo niños

Y especialmente ahora que cierran los colegios. Aparecen de pronto como las golondrinas, corriendo por la calle, jugando en las zonas verdes, haciendo de las suyas, aprendiendo de todo como esponjas. Es un poco triste no verlos así el resto del año pero debe ser uno de esos tributos inevitables que nos exige el dios-progreso. A unos se los lleva en ofrenda sangrienta antes de nacer. A otros los hace desaparecer durante todo el día gracias a guarderías, colegios, televisión y actividades extraescolares. Y por eso nos va como nos va, que hemos montado una sociedad seria, envejecida y rancia que está pidiendo a gritos un punto de vista más infantil -o sea, más humano- de las cosas. Faltan ingenuidad, asombro, inocencia y espontaneidad. Sobran cinismo, seriedad, prejuicios y acartonamiento. A ver si este verano se nos pega algo bueno.

Jerónimo Erro 

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