La utilidad de las encuestas.

Es un hecho: no nos gusta movernos en la oscuridad y el desconocimiento. Las encuestas, en este sentido, son durante la campaña el faro que guía nuestros pasos en la noche. Nos arrojamos sobre las encuestas tratando de averiguar si nuestras expectativas tienen una base sólida o si, por el contrario, toda esa gente con ideas insólitas resulta que es mayoría. Las encuestas constituyen nuestra principal fuente de información a la hora de tratar de tomar el pulso al electorado. Entre la oscuridad y las encuestas preferimos las encuestas, resulta demasiado terrible la oscuridad. Las encuestas siempre tienen esa ventaja de su parte. Es por ello que queremos acercarnos ahora a ellas con nuestro espíritu crítico carácterístico. Quizá ya no nos acordamos pero, ¿nos fueron útiles las encuestas en el pasado?

En 1996, todas las encuestas reflejaban una gran ventaja del PP sobre el PSOE, que oscilaba entre los casi 7 puntos porcentuales del CIS y los más de 10 de El Periódico. A la hora de la verdad, el PP efectivamente obtuvo en las urnas más votos que el PSOE, pero sólo un 1,16% más, muy lejos por tanto de todas las previsiones.

En el año 2000, las encuestas volvieron a anticipar acertadamente al ganador, pero una vez más, aunque en menor medida, los votos reales en las urnas volvieron a alejarse bastante de las previsiones. Ninguna de las encuestas reseñadas se quedó a menos de 3,25 puntos porcentuales del resultado obtenido por el PP. Izquierda Unida obtuvo casi un tercio menos de los votos previstos.

Llama la atención en las anteriores encuestas de los años 1996 y 2000, no obstante, que aunque todas ellas difieren bastante con los resultados finales, en cambio difieren bastante poco entre sí. Un fenómeno que vuelve a suceder ahora.

En el año 2004, las encuestas fallan de una forma manifiesta. Esta vez no sólo es que los porcentajes proyectados vuelven a separarse hasta 7 puntos de los datos reales, sino que ni siquiera aciertan a la hora de señalar al ganador. Entre la publicación de las encuestas y las elecciones, no obstante, es evidente que se produjo una situación tan extraordinaria como los atentados del 11M.

Ateniéndonos a los hechos, sin embargo, lo cierto es que tenemos 2 aciertos de 3 intentos a la hora de señalar al ganador. Cuando de lo que se trata además no sólo es de determinar quién va a ganar, sino por cuánto va a ganar, nos encontramos con desfases que oscilan nada menos que entre los 3,5 y los 10 puntos porcentuales.

Pero si ya habían decidido dejar de creer definitivamente en las encuestas, también mostramos la de CIES para Diario de Navarra en mayo pasado, que prácticamente clavó los resultados.

¿Sabe CIES algo que los demás ignoran? Lo cierto es que, repasando las previsiones de CIES en el 2004, vuelve a parecer otra vez que no.

Como colofón a todo lo anterior, en realidad volvemos otra vez al principio. Entre la oscuridad y las encuestas, preferimos las encuestas. Pero si las encuestas coinciden con nuestros deseos, no debemos confiarnos. Y si no coinciden, no desesperarnos. Es lo único que realmente avalan los datos.